CAPITULO 1
"MI VIDA"
Mi historia comienza desde que tenía 19 años, mis padres me dejaron viviendo sola en una casa, era muy grande para mi, todo el tiempo me la pasaba en el estudio, en la computadora, era muy solitaria y es por eso que no tenía amigos, solo sonrisas hipócritas y unos oídos sordos, ya que siempre que les contaba mis mas íntimos secretos, nunca me escuchaban, estaba sola, siempre estuve sola, pero aun así yo era muy feliz sin nadie que molestara, sin nadie que me dijera que hacer.
No se por que mis padres me abandonaron, se fueron a otro país y me dejaron en este maldito país: México un país donde no hay justicia, yo siempre soñé cambiar el mundo y ahora estoy empezando a lograrlo, pero eso no se los puedo contar por ahora, tengo que empezar por el principio, para que entiendan mi vida.
Como dije anteriormente yo tenía 19 años, no me sentía adulta, todavía tenía pensamientos de niña, acababa de entrar a la Universidad, estaba estudiando criminología, tal vez sea algo extraño pero siempre me ha gustado la sangre y todo lo relacionado con el cuerpo humano.
Tenía un novio muy atractivo se llamaba Asael, ojos verdes, cabello rubio, éramos muy felices nos amábamos, bueno eso fue lo que yo creí.
Tenía dos amigas muy especiales para mi, pero yo no tanto para ellas, se llamaban Laura y Monserrat; siempre estábamos juntas, pero a mi solo me hacían caso cuando se les daba la gana, yo solo servía par escucharlas y darles consejos, pero si yo tenía algún problema o solo necesitaba un consejo, me dejaban sola. Yo ya estaba acostumbrada ya que siempre había sido así, solo las usaba para tener un poco de compañía algunas veces, pero como dicen “Mejor sola, que mal acompañada”.
Como todas las mañanas; iba en mi auto escuchando la radio, escuchaba una canción que me gustaba mucho, cuando termino hubo comerciales y dieron algunas noticias, unas de asesinatos, otras de secuestros, asaltantes, violadores, lo de siempre, a pesar de que teníamos nuevo presidente no habían cambiado las cosas, hasta a veces creía que estábamos peor; lo único que le importaba al estúpido presidente era el dinero. Por eso yo había decidido nunca utilizar mi credencial de elector para lo que la habían creado: para votar y elegir a nuestro candidato que mejoraría nuestro país pero sabía que eso nunca pasaría.
Me daba tanto coraje e impotencia escuchar las noticias, así que decidí conectar mi iPod y escuchar canciones que me pudieran alejar de mis malos pensamientos, después de pasar a través de tanto tráfico, finalmente llegue a la Universidad, ahí me encontré a Laura y Monserrat.
-Hola- las salude
-Hola Zamantha- si ese es mi nombre, suena normal, pero no soy muy normal, ustedes lo descubrirán- si vas a ir a lo de hoy- se me había olvidado por completo de que Laura había organizado una fiesta en su casa.
-Si voy a ir ¿es saliendo de la última clase?- le pregunte caminando a lado de mis amigas, hacía mi clase de Derecho.
-Si ¿vas a llevar a tu novio?- me preguntó, pero me lo dijo de una forma muy extraña, no entendía por que me lo preguntaba.
-Creo que si ¿por qué lo preguntas?- estaba muy confundida
-No por nada- al decir esto se dirigieron unas miradas y rieron, después de esto se metieron al salón y se sentaron lejos de mí (siempre hacían eso, creo que les daba pena decir que eran mis amigas).
A pesar de ser rubia, ojos grandes azul turquesa, con buen cuerpo nadie además de Asael, me hacía caso, siempre pensando cosas que no son , siempre rechazando a las personas sin llegar a conocerlas aunque sea un poco, así es la gente, no solo aquí, si no en todo el mundo, por eso es que odio a la humanidad.
Siempre fui muy extraña, por esa razón todos me veían raro y nadie se acercaba ni siquiera para preguntarme algo de la clase, cuando hacíamos trabajos en equipo siempre me tocaba sola, pero eso era lo mejor para mi, así no tenía que compartir calificación, ya que yo era la mejor, no solo de la clase si no de toda la Universidad, yo era la única que tenía promedio de 10, tal vez por eso todos me odiaban.
En mi descanso fui a ver a mi novio entrenar, era capitán del equipo de basquetball de la escuela; me encantaba verlo correr, se veía tan hermoso, su cabello volaba contra el viento, era un chico muy guapo.
-Hola- solo había movido sus labios y me mandaba un beso.
-Hola- lo salude con la mano y seguí admirando su belleza.
-¿Cómo estas, amor?- se sentó en las gradas conmigo después de terminar su entrenamiento y me saludo con un gran beso de amor.
-Muy bien, ¿vas a ir a la fiesta de Laura?- pregunté mientras agarraba su mano
-Claro, ya falta que me divierta un poco- sonreía, su sonrisa me deshacía, sus labios tan carnosos y sus dientes tan blancos.
-Nos vemos al rato, por que voy allegar tarde a Química- también tenía record de nunca faltar y no llegar tarde.
-Tu y tus clases- volvía a sonreír, también le dedique una sonrisa y me fui corriendo a mi otra clase.
Era lo mismo en todas mis clases, yo contestaba todas las preguntas, todos me odiaban y nadie me pelaba, ni mis amigas, pero como dije, yo ya estaba acostumbrada a todas esas cosas.
En la tarde, salí de mi última clase, en el camino hacia mi coche, me encontré a Asael, Monserrat y Laura, la última venía con muchas personas, a todos los que había invitado a la fiesta.
-¿Quién se va con Asael?- preguntaba la organizadora de la fiesta, ya que mi novio, Laura, uno de sus invitados y yo éramos los únicos que teníamos auto así que tenían que dividirse, para que pudiéramos irnos todos a la fiesta.
-Yo- decían en coro muchas chicas, ya que Asael era el más popular de la escuela y todas querían andar con él, al principio me ponía muy celosa, pero el me tranquilizó con sus palabras: “Yo solo tengo ojos para ti”.
-¿Quién se va con Dante?- era el otro chico con auto, otros cuántos respondían “yo” para irse con él.
-¿Con Zamantha?- en ese momento me sentí muy mal, todos se quedaron callados, nadie quería ir conmigo- ya sabemos que es extraña, pero alguien se tiene que ir con ella, no vamos a caber todos en mi auto- se hizo otro silencio, y recordé lo que había dicho Laura, ella también creía que yo era extraña, y siempre me lo había negado me había dicho que era normal como todos, en ese momento quise darme la vuelta y regresar a mi casa, estar sola como siempre, pero tenía que despejarme y me quede ahí parada como zombie- si no eligen yo elegiré quien se va con ella y quien conmigo- pero nadie contestó.
-Yo me voy con ella- Monserrat había roto el silencio
-Esta bien ¿nadie mas?- preguntaba- Liliana, Karla, Julio, Gerardo y Mariana se van con Zamantha, los demás conmigo- estos hacían una mueca de desagrado, pero no se querían perder la fiesta, así que subieron a mi auto.
Monserrat iba en el asiento del copiloto, Julio, Gerardo y Karla, sentados atrás; Liliana y Mariana encima de ellos.
-¿Porqué nos toco con ella?- preguntaba Karla, no les importaba que yo estuviera ahí, parecía un fantasma.
-No lo se, a veces la vida es injusta- decía Gerardo burlándose, yo hacia oídos sordos a todos esos malditos comentarios.
-¿Asael esta ciego?- me preguntó Liliana
-No ¿por qué?- conteste yo, extrañada por la pregunta
-Por que se fijo en ti- todos rieron, hasta Monserrat a la que creía mi amiga
Todo el viaje hacia la fiesta, se la pasaron haciendo bromas de mal gusto y burlándose de mi, pero no me importo, solo escuchaba mi música y se borraba todo lo de mi alrededor, solo estaba en mi mundo; también escuche algunas burlas de las canciones que estaba escuchando, pero no les hice caso y se quedaron callados.
La música que yo escuchaba era muy inusual casi nadie conocía los grupos que me gustaban, escuchaba metal, rock, screamo; eso era buena música para mi, no las canciones repetitivas que ellos escuchaban.
Llegamos a la casa de Laura, yo ya había estado ahí, era una casa muy grande y toda pintada de blanco. Les dije a ellos que se bajaran y no dudaron en hacerlo ya que estaban esperando eso todo el camino, yo fui a estacionar mi auto y por fin descanse de sus idioteces, espere un momento, escuche una canción de metal para tranquilizarme, por que sabía que toda la fiesta me iba a ir igual con sus burlas y sus tonterías, pero a pesar de eso decidí entrar.
Ya todos los invitados estaban sentados en los sillones y sillas de la sala, cuando entre todos se me quedaron viendo como siempre; me senté en una silla que estaba en un rincón y mi novio me acompaño, agarró una silla del otro extremo de la sala y la puso junto a mi, se nos quedaban viendo raro todos los invitados y como los del auto, no podían creer que Asael se había fijado en mí, nosotros no hicimos caso de los comentarios, platicamos un rato, ya que la fiesta todavía estaba aburrida.
Después de un rato, todos estaban bailando, tomando bebidas alcohólicas, besándose, fumando y otros hasta se estaban drogando. A mi no me gustan las adicciones, así que solo me la pase con mi novio bailando y besándolo.
-Zamantha, ven tantito- Monserrat nos había interrumpido, pero no me importo y fui a lado de ella, vi que le hizo una señal a alguien, pero ella me impidió voltear, y me dijo muchas tonterías, ella ya estaba un poco ebria; voltee y mi novio ya no estaba ahí, no se me hizo raro, me quede otro rato platicando con mi amiga, seguía sin ver a Asael, así que decidí buscarlo por toda la casa.
Lo busqué por toda la planta baja y afuera de la casa pero no lo vi, ya todos estaban muy ebrios, ya nadie estaba en sus 5 sentidos, les preguntaba pero nadie me contestaba nada y cuando alguien me contestaba era para burlarse de mí; seguí buscando y decidí ir al segundo piso.
Pase por todas las habitaciones, los baños y en todos lados había parejitas teniendo relaciones sexuales, era muy asqueroso. Una habitación me dio mucha curiosidad, yo ya la conocía ya que había estado ahí haciendo trabajos o yendo a pijamadas, era la habitación de Laura, abrí la puerta cuidadosamente, solo la luz de una lámpara estaba prendida y ahí estaban los dos bastardos teniendo sexo, en ese momento no supe que hacer me quede parada, tenía muchos pensamientos en mi mente; mi primer pensamiento de asesinato, nunca había sentido tanto odio, ellos voltearon a verme Laura se rió y Asael no sabía ni que decir; yo solo puede salir corriendo de ahí.
Agarre mi bolsa de un armario que estaba en la entrada de la casa, y salí corriendo del lugar, no me dirigí a mi auto, solo me fui a caminar, por esas calles oscuras. “Yo solo tengo ojos para ti”, que estúpida fui al creer en esas palabras, como pude creer en él, como pude creer en ellas, por que fueron mis dos idiotas amigas las que habían planeado todo, y yo fui tan ciega al no darme cuenta de que solo Monserrat me había hablado para distraerme y la señal que hizo, era para que Laura pudiera quitarme a mi novio y Asael me había traicionado, no lo podía creer.
-Esto es un asalto, dame tu bolsa- un chico con capucha me decía eso, yo me quedé parada como si no hablara su mismo idioma, yo estaba muy concentrada en mis pensamientos, él saco un cuchillo, lo acercó hacia mi vientre y volvió a repetirme esas palabras que siempre temí escuchar.
El se acercó mas a mí, el filo del cuchillo estaba apunto de traspasar la blusa azul que traía puesta, el miedo corrió por mis venas, agarre lentamente mi bolsa y se la di; se quedó por un momento viéndome; yo seguía sin moverme.
-Eres muy linda, pero no vale la pena que estés viva- fueron sus ultimas palabras, yo solo sentí que algo había atravesado mi estómago, me había acuchillado, me quería quitar la vida, aunque en ese momento no me importaba está, ya que me habían destrozado el corazón las únicas personas que tenía mi lado para no sentirme sola, y las que creí que nunca me iban a traicionar. El cuchillo atravesó mi estómago, me agarre la herida, tenía mucha sangre, me hinque ya no aguantaba ese dolor, después de eso no supe lo que paso, solo me desmaye.
Estuve 2 meses en coma, muchos doctores ya querían desconectarme de esas máquinas que hacían todo lo posible para que yo siguiera viva, ellos querían hacerlo por que al igual que mi asaltante creían que mi vida no valía la pena, ya que nadie había ido a visitarme en esos meses.
Mi vida había cambiado por completo cuando desperté, me sentía extraña, apenas podía moverme, dos meses sin movimiento de todas las partes de mi cuerpo, ya no sentía nada.
-¿Cómo estas?- preguntaba una enfermera que había entrado a mi habitación
-Creo que bien- apenas podía mover mis labios- ¿Cuánto tiempo a pasado?
-2 meses, tuviste suerte, el viernes te daban por muerta- la enfermera me miraba con sus ojos castaños, su cabello negro estaba recogido con un chongo-me llamo Jannet y voy a ser tu enfermera, hasta que te den de alta.
-Mucho gusto- le decía queriendo darle la mano, pero no podía ni levantar un dedo- ¿Cómo me encontraron? ¿Quién les dijo que estaba herida? ¿Qué me hicieron?- yo tenía muchas preguntas y quería que todas me las contestara.
-Alguien pidió una ambulancia, creo que el nombre del chico era Asael- al decir ese nombre se me revolvió el estómago ya que por su culpa yo estaba ahí- él se vino en la ambulancia contigo, estaba muy preocupado, cuando llegaste aquí estabas muy mal, ya habías perdido mucha sangre, ya que el chico había tardado en encontrarte, tu nunca estuviste conciente, hasta hoy- me seguía platicando mientras me revisaba- no encontrábamos tu tipo de sangre, ya que es muy extraño, estabas a punto de morir, y en un hospital cercano nos avisaron que tenían esa sangre que ahora esta en tus venas, te cerraron la herida y es así como sobreviviste, si no se hubieran tardado tanto en conseguirla, no hubieras estado en coma- seguía- nadie te visitó en ese tiempo, solo ese día el chico y otras dos chicas estuvieron esperando fuera del quirófano, pero creo que tenían cosas que hacer y se fueron.
-¿Qué? ¿Asael seguía aquí?- interrumpí a Jannet, con un sonido más fuerte de mi voz, era como un grito pero no tan fuerte, todavía no tenía tanta fortaleza al hablar.
-Si, el chico seguía aquí, ¿qué era de ti?- me preguntaba la morena
-Es un maldito bastardo, el tenía el mismo tipo de sangre que yo, no quería que viviera- unas lágrimas salieron de mis ojos -el era mi novio- le conté todo lo que había pasado esa noche.
-No puedo creerlo, después de que el tuvo la culpa, no quiso darte ni un poco de tu sangre- me dijo después de escuchar mi historia- créeme que si hubiera sabido todo esto y su tipo de sangre, le hubiera sacado la sangre a la fuerza, como me hacen enojar esas personas.
-Si a mi también, espero que se le regrese- tenía tanto odio en mi corazón.
-Dios dirá- hace mucho que yo no creía en nada, ya que mi vida no había sido muy justa, lo único que me hacía feliz: Asael, me había traicionado, lo odiaba tanto, ya no sentía nada por él, ni por nadie.
-¿No me vino a visitar nadie más?- pregunté
-No, lo siento- la enfermera se había puesto triste- hablamos a tus padres pero nos dijeron que no podían venir- siempre había sido igual, les importaban más sus negocios que yo, a pesar de que era hija única, nunca se habían interesado en mi, aprendí a valerme por mi misma- no encontramos ningún otro familiar y Asael y las otras dos chicas no volvieron aparecerse por aquí-a la enfermera la llamaron y salió de la habitación.
Me quedé un rato recordando en todo lo que había pasado, me ponía muy mal, sentía que ya no tenía corazón, solo sentía odio por todos. Pensaba en muchas cosas, ya no eran cosas lindas, antes amaba todo lo que había a mi alrededor, tal vez por que estaba enamorada, pero ahora quería matar a todos y quedarme sola en este maldito mundo, para así ya no sufrir.
-Buenos días- me decía un doctor, ya que había visto que había abierto los ojos -¿cómo dormiste?- me dirigía una sonrisa, era muy joven ojos miel, cabello castaño claro, era muy guapo, pero yo ya no sentía nada.
-Bien- le sonreí
-Veo que vamos mejorando, ya puedes mover mas el cuerpo- revisaba todo mi cuerpo- no vas a tener que estar tanto tiempo en rehabilitación.
-¿Cuánto tiempo tengo que seguir aquí?- voltee a una pequeña ventana que estaba en mi habitación, hace mucho que no veía el cielo, ese hermoso cielo azul que tanto me gustaba antes y que ahora ya no me importaba.
-Depende de ti, de que vayas a tus rehabilitaciones, dejes que te hagan algunos exámenes y vayas a tus consultas con la psicóloga- era muy amable.
-¿Qué? ¿Por qué tengo que ir con la psicóloga? No estoy loca- me alteraba mucho estar en esa situación.
-Cálmate- el doctor se había puesto muy nervioso, ya que yo me movía, aunque con mucha dificultad, de un lado a otro, era como un ataque -solo es para que, puedas seguir tu vida normal después de todo lo que te ha pasado- agarraba mi cabeza y me la acariciaba, para tranquilizarme, y así fue, me relaje poco a poco y me quedé dormida.
-Hola ¿cómo has estado mi amor?- era una voz muy conocida, creía que eran mis sueños, no quería volver a escuchar esas palabras y menos saliendo de esa persona, así que abrí los ojos, y que estúpida fui, ya que no eran mis sueños, lo primero que vi, fue esos hermosos ojos verdes que ahora tanto odiaba.
-¿Qué quieres aquí? Salte de mi maldita habitación- le dije, haciendo un esfuerzo nulo por levantarme.
-Vine a ver como esta el amor de mi vida- no sabia si se estaba burlando o me lo decía en verdad ya que el solo me mostraba esa sonrisa que tanto me derretía.
-Vete, no soy el amor de tu vida, por ti, estoy aquí, salte, vete lejos y no vuelvas nunca más- gritaba
-No te voy a dejar, vas a estar a mi lado siempre- nunca había visto esa mirada, era de odio, se levantó, cerró la puerta de la habitación con seguro- vas a ser mía- se acercó y me besó, yo no podía moverme.
Nunca me imagine que haría eso, me quitó todas las cobijas, yo recuerdo haber gritado, el me dio una cachetada para que me callará, yo lloraba y gritaba aun mas fuerte, estaba quitándome la ropa, y yo sin poderme mover, grité, agarró un trapo y me lo metió a la boca para que no hiciera ruido, después de tanto lucharme rendí y me violo. Era un estúpido, lo odiaba aun más, no se como pudo haber hecho eso, nunca ni siquiera me había tocado con morbo, nunca habíamos hablado de tener relaciones sexuales, el no era un pervertido, bueno yo pensaba tantas cosas hermosas de él que puede que me hayan cegado de todo eso.
-¿Te gustó?- me preguntó después de haber terminado, yo seguía con el trapo en la boca, desnuda y con lágrimas en los ojos- me entere de que ya estabas bien y quise venir a felicitarte y darte la bienvenida- se reía malévolamente- nunca lo había visto igual- el doctor me dijo que por ahora no podías moverte, tal vez si pudieras moverte me lo hubieras hecho mejor, de verdad lo haces mejor que Laura y la zorra de Monserrat- me tocaba las piernas- tu doctor es muy amable, platicó conmigo creyendo que yo era tu novio, así es como me dejó entrar- se vestía- te voy a seguir visitando, además Laura esta de acuerdo con lo que te hice, quería que sufrieras un poco mas, por que no sabias que ella y yo ya vivimos juntos en su casa- admiraba mi cuerpo y tocaba mi cabello, solo pensaba en matarlo- somos muy felices juntos, mas que tu y yo cuando éramos novios, tenemos relaciones todos los días- sonreía, pero no era sonrisa que me derretía era una sonrisa macabra- aunque luego viene tu amiga Monserrat a visitarla y esta de zorra conmigo, así que termino entre sus piernas- sonreía -prometo visitarte más seguido- terminaba de decir eso con una carcajada, yo estaba muy asustada y mi lágrimas seguían saliendo- bueno tengo que ir a tener sexo con otra, cuídate y nos vemos pronto- me tapaba otra vez con las cobijas, me había quitado el trapo de la boca y me había dado un beso.
Me sentía muy mal, me dolía todo, me dolía el alma, tenía mucho coraje y odio dentro, no sabía que hacer, no podía hacer nada, solo resistir, no morir, recuperarme y empezar mi venganza.
-¿Te divertiste?- entraba el doctor con una sonrisa- cuando me entere que era tu novio enseguida lo deje pasar, me dijo que estaba de viaje y que por eso no había podido visitarte- también lo odie, aunque sabia que el no tenía la culpa de nada, solo quería ayudarme- me cayo muy bien.
Solo mire al doctor, no quería que se enterara de nada de lo que había pasado, no quería que nadie se enterara, me sentía sucia, no podía resistir ninguno de sus sermones, o que no me creyeran y mucho menos que me dijeran que lo demandara, ya que solo lo hubieran metido 2 o 3 días a la cárcel lo hubieran sacado y me volvía hacer lo mismo, así se hacia la justicia en este país.
Después de estar unos meses en rehabilitación, ya podía moverme mejor, solo pensaba en mi venganza y así es como mejore mucho, pensando en lo mucho que odiaba a Asael, tenía que hacerlo sufrir, moverme bien para así lograrlo, así que le eche todas las ganas del mundo
Los doctores pensaban que yo era un milagro, pero lo que ellos no sabían es que yo era una maldición.
Iba a mis terapias con la psicóloga, me ayudo en mucho pero yo seguía sin contarle a ella ni a nadie de sus violaciones de Asael, ya que el cada que podía o que quería me iba a visitar, cada que iba le iba peor por que ya me podía defender mas, la última vez que fue tuvo que amarrarme con unas sogas que traía, el ya estaba preparado par cualquier cosa, y cada día yo lo odiaba más y quería hacerle todo y mas daño de el que el me había hecho.
Tantos meses en el hospital ya me había acostumbrado.
-¿Cómo sigues Milagro?- el doctor me decía así, por todo lo que me había pasado y todo lo que había resistido, a todos nos daba mucha risa ese apodo.
-Muy bien, gracias doctor- a pesar de todo yo les había tomado mucho cariño a todos los del hospital.
-Te vamos a extrañar mucho, espero que tengas tiempo para visitarnos- ahora hablaba Jannet con lágrimas en los ojos- pero que no sea por que estés enferma, solo ven a vernos, queremos seguir viendo tu recuperación.
-Te queremos mucho Milagro- muchos doctores gritaban en coro, mi habitación parecía un salón de fiestas, estaba adornada con globos, serpentinas, confeti; me habían llevado muchos regalos y hasta pastel, parecía mi cumpleaños en vez de mi despedida; ellos eran los amigos que nunca tuve.
Después de tanta fiesta, tome un Taxi y regresé a mi casa, la extrañaba, extrañaba mis libros, mi computadora, me sentí muy rara al estar ahí, otra vez estaba sola, pero sabría que me iba a ir mejor, a pesar de que sabía que también Asael me iba a ir a buscar ahí para hacerme lo de siempre, pero ahora yo iba a estar preparada.
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"MI VIDA"
Mi historia comienza desde que tenía 19 años, mis padres me dejaron viviendo sola en una casa, era muy grande para mi, todo el tiempo me la pasaba en el estudio, en la computadora, era muy solitaria y es por eso que no tenía amigos, solo sonrisas hipócritas y unos oídos sordos, ya que siempre que les contaba mis mas íntimos secretos, nunca me escuchaban, estaba sola, siempre estuve sola, pero aun así yo era muy feliz sin nadie que molestara, sin nadie que me dijera que hacer.
No se por que mis padres me abandonaron, se fueron a otro país y me dejaron en este maldito país: México un país donde no hay justicia, yo siempre soñé cambiar el mundo y ahora estoy empezando a lograrlo, pero eso no se los puedo contar por ahora, tengo que empezar por el principio, para que entiendan mi vida.
Como dije anteriormente yo tenía 19 años, no me sentía adulta, todavía tenía pensamientos de niña, acababa de entrar a la Universidad, estaba estudiando criminología, tal vez sea algo extraño pero siempre me ha gustado la sangre y todo lo relacionado con el cuerpo humano.
Tenía un novio muy atractivo se llamaba Asael, ojos verdes, cabello rubio, éramos muy felices nos amábamos, bueno eso fue lo que yo creí.
Tenía dos amigas muy especiales para mi, pero yo no tanto para ellas, se llamaban Laura y Monserrat; siempre estábamos juntas, pero a mi solo me hacían caso cuando se les daba la gana, yo solo servía par escucharlas y darles consejos, pero si yo tenía algún problema o solo necesitaba un consejo, me dejaban sola. Yo ya estaba acostumbrada ya que siempre había sido así, solo las usaba para tener un poco de compañía algunas veces, pero como dicen “Mejor sola, que mal acompañada”.
Como todas las mañanas; iba en mi auto escuchando la radio, escuchaba una canción que me gustaba mucho, cuando termino hubo comerciales y dieron algunas noticias, unas de asesinatos, otras de secuestros, asaltantes, violadores, lo de siempre, a pesar de que teníamos nuevo presidente no habían cambiado las cosas, hasta a veces creía que estábamos peor; lo único que le importaba al estúpido presidente era el dinero. Por eso yo había decidido nunca utilizar mi credencial de elector para lo que la habían creado: para votar y elegir a nuestro candidato que mejoraría nuestro país pero sabía que eso nunca pasaría.
Me daba tanto coraje e impotencia escuchar las noticias, así que decidí conectar mi iPod y escuchar canciones que me pudieran alejar de mis malos pensamientos, después de pasar a través de tanto tráfico, finalmente llegue a la Universidad, ahí me encontré a Laura y Monserrat.
-Hola- las salude
-Hola Zamantha- si ese es mi nombre, suena normal, pero no soy muy normal, ustedes lo descubrirán- si vas a ir a lo de hoy- se me había olvidado por completo de que Laura había organizado una fiesta en su casa.
-Si voy a ir ¿es saliendo de la última clase?- le pregunte caminando a lado de mis amigas, hacía mi clase de Derecho.
-Si ¿vas a llevar a tu novio?- me preguntó, pero me lo dijo de una forma muy extraña, no entendía por que me lo preguntaba.
-Creo que si ¿por qué lo preguntas?- estaba muy confundida
-No por nada- al decir esto se dirigieron unas miradas y rieron, después de esto se metieron al salón y se sentaron lejos de mí (siempre hacían eso, creo que les daba pena decir que eran mis amigas).
A pesar de ser rubia, ojos grandes azul turquesa, con buen cuerpo nadie además de Asael, me hacía caso, siempre pensando cosas que no son , siempre rechazando a las personas sin llegar a conocerlas aunque sea un poco, así es la gente, no solo aquí, si no en todo el mundo, por eso es que odio a la humanidad.
Siempre fui muy extraña, por esa razón todos me veían raro y nadie se acercaba ni siquiera para preguntarme algo de la clase, cuando hacíamos trabajos en equipo siempre me tocaba sola, pero eso era lo mejor para mi, así no tenía que compartir calificación, ya que yo era la mejor, no solo de la clase si no de toda la Universidad, yo era la única que tenía promedio de 10, tal vez por eso todos me odiaban.
En mi descanso fui a ver a mi novio entrenar, era capitán del equipo de basquetball de la escuela; me encantaba verlo correr, se veía tan hermoso, su cabello volaba contra el viento, era un chico muy guapo.
-Hola- solo había movido sus labios y me mandaba un beso.
-Hola- lo salude con la mano y seguí admirando su belleza.
-¿Cómo estas, amor?- se sentó en las gradas conmigo después de terminar su entrenamiento y me saludo con un gran beso de amor.
-Muy bien, ¿vas a ir a la fiesta de Laura?- pregunté mientras agarraba su mano
-Claro, ya falta que me divierta un poco- sonreía, su sonrisa me deshacía, sus labios tan carnosos y sus dientes tan blancos.
-Nos vemos al rato, por que voy allegar tarde a Química- también tenía record de nunca faltar y no llegar tarde.
-Tu y tus clases- volvía a sonreír, también le dedique una sonrisa y me fui corriendo a mi otra clase.
Era lo mismo en todas mis clases, yo contestaba todas las preguntas, todos me odiaban y nadie me pelaba, ni mis amigas, pero como dije, yo ya estaba acostumbrada a todas esas cosas.
En la tarde, salí de mi última clase, en el camino hacia mi coche, me encontré a Asael, Monserrat y Laura, la última venía con muchas personas, a todos los que había invitado a la fiesta.
-¿Quién se va con Asael?- preguntaba la organizadora de la fiesta, ya que mi novio, Laura, uno de sus invitados y yo éramos los únicos que teníamos auto así que tenían que dividirse, para que pudiéramos irnos todos a la fiesta.
-Yo- decían en coro muchas chicas, ya que Asael era el más popular de la escuela y todas querían andar con él, al principio me ponía muy celosa, pero el me tranquilizó con sus palabras: “Yo solo tengo ojos para ti”.
-¿Quién se va con Dante?- era el otro chico con auto, otros cuántos respondían “yo” para irse con él.
-¿Con Zamantha?- en ese momento me sentí muy mal, todos se quedaron callados, nadie quería ir conmigo- ya sabemos que es extraña, pero alguien se tiene que ir con ella, no vamos a caber todos en mi auto- se hizo otro silencio, y recordé lo que había dicho Laura, ella también creía que yo era extraña, y siempre me lo había negado me había dicho que era normal como todos, en ese momento quise darme la vuelta y regresar a mi casa, estar sola como siempre, pero tenía que despejarme y me quede ahí parada como zombie- si no eligen yo elegiré quien se va con ella y quien conmigo- pero nadie contestó.
-Yo me voy con ella- Monserrat había roto el silencio
-Esta bien ¿nadie mas?- preguntaba- Liliana, Karla, Julio, Gerardo y Mariana se van con Zamantha, los demás conmigo- estos hacían una mueca de desagrado, pero no se querían perder la fiesta, así que subieron a mi auto.
Monserrat iba en el asiento del copiloto, Julio, Gerardo y Karla, sentados atrás; Liliana y Mariana encima de ellos.
-¿Porqué nos toco con ella?- preguntaba Karla, no les importaba que yo estuviera ahí, parecía un fantasma.
-No lo se, a veces la vida es injusta- decía Gerardo burlándose, yo hacia oídos sordos a todos esos malditos comentarios.
-¿Asael esta ciego?- me preguntó Liliana
-No ¿por qué?- conteste yo, extrañada por la pregunta
-Por que se fijo en ti- todos rieron, hasta Monserrat a la que creía mi amiga
Todo el viaje hacia la fiesta, se la pasaron haciendo bromas de mal gusto y burlándose de mi, pero no me importo, solo escuchaba mi música y se borraba todo lo de mi alrededor, solo estaba en mi mundo; también escuche algunas burlas de las canciones que estaba escuchando, pero no les hice caso y se quedaron callados.
La música que yo escuchaba era muy inusual casi nadie conocía los grupos que me gustaban, escuchaba metal, rock, screamo; eso era buena música para mi, no las canciones repetitivas que ellos escuchaban.
Llegamos a la casa de Laura, yo ya había estado ahí, era una casa muy grande y toda pintada de blanco. Les dije a ellos que se bajaran y no dudaron en hacerlo ya que estaban esperando eso todo el camino, yo fui a estacionar mi auto y por fin descanse de sus idioteces, espere un momento, escuche una canción de metal para tranquilizarme, por que sabía que toda la fiesta me iba a ir igual con sus burlas y sus tonterías, pero a pesar de eso decidí entrar.
Ya todos los invitados estaban sentados en los sillones y sillas de la sala, cuando entre todos se me quedaron viendo como siempre; me senté en una silla que estaba en un rincón y mi novio me acompaño, agarró una silla del otro extremo de la sala y la puso junto a mi, se nos quedaban viendo raro todos los invitados y como los del auto, no podían creer que Asael se había fijado en mí, nosotros no hicimos caso de los comentarios, platicamos un rato, ya que la fiesta todavía estaba aburrida.
Después de un rato, todos estaban bailando, tomando bebidas alcohólicas, besándose, fumando y otros hasta se estaban drogando. A mi no me gustan las adicciones, así que solo me la pase con mi novio bailando y besándolo.
-Zamantha, ven tantito- Monserrat nos había interrumpido, pero no me importo y fui a lado de ella, vi que le hizo una señal a alguien, pero ella me impidió voltear, y me dijo muchas tonterías, ella ya estaba un poco ebria; voltee y mi novio ya no estaba ahí, no se me hizo raro, me quede otro rato platicando con mi amiga, seguía sin ver a Asael, así que decidí buscarlo por toda la casa.
Lo busqué por toda la planta baja y afuera de la casa pero no lo vi, ya todos estaban muy ebrios, ya nadie estaba en sus 5 sentidos, les preguntaba pero nadie me contestaba nada y cuando alguien me contestaba era para burlarse de mí; seguí buscando y decidí ir al segundo piso.
Pase por todas las habitaciones, los baños y en todos lados había parejitas teniendo relaciones sexuales, era muy asqueroso. Una habitación me dio mucha curiosidad, yo ya la conocía ya que había estado ahí haciendo trabajos o yendo a pijamadas, era la habitación de Laura, abrí la puerta cuidadosamente, solo la luz de una lámpara estaba prendida y ahí estaban los dos bastardos teniendo sexo, en ese momento no supe que hacer me quede parada, tenía muchos pensamientos en mi mente; mi primer pensamiento de asesinato, nunca había sentido tanto odio, ellos voltearon a verme Laura se rió y Asael no sabía ni que decir; yo solo puede salir corriendo de ahí.
Agarre mi bolsa de un armario que estaba en la entrada de la casa, y salí corriendo del lugar, no me dirigí a mi auto, solo me fui a caminar, por esas calles oscuras. “Yo solo tengo ojos para ti”, que estúpida fui al creer en esas palabras, como pude creer en él, como pude creer en ellas, por que fueron mis dos idiotas amigas las que habían planeado todo, y yo fui tan ciega al no darme cuenta de que solo Monserrat me había hablado para distraerme y la señal que hizo, era para que Laura pudiera quitarme a mi novio y Asael me había traicionado, no lo podía creer.
-Esto es un asalto, dame tu bolsa- un chico con capucha me decía eso, yo me quedé parada como si no hablara su mismo idioma, yo estaba muy concentrada en mis pensamientos, él saco un cuchillo, lo acercó hacia mi vientre y volvió a repetirme esas palabras que siempre temí escuchar.
El se acercó mas a mí, el filo del cuchillo estaba apunto de traspasar la blusa azul que traía puesta, el miedo corrió por mis venas, agarre lentamente mi bolsa y se la di; se quedó por un momento viéndome; yo seguía sin moverme.
-Eres muy linda, pero no vale la pena que estés viva- fueron sus ultimas palabras, yo solo sentí que algo había atravesado mi estómago, me había acuchillado, me quería quitar la vida, aunque en ese momento no me importaba está, ya que me habían destrozado el corazón las únicas personas que tenía mi lado para no sentirme sola, y las que creí que nunca me iban a traicionar. El cuchillo atravesó mi estómago, me agarre la herida, tenía mucha sangre, me hinque ya no aguantaba ese dolor, después de eso no supe lo que paso, solo me desmaye.
Estuve 2 meses en coma, muchos doctores ya querían desconectarme de esas máquinas que hacían todo lo posible para que yo siguiera viva, ellos querían hacerlo por que al igual que mi asaltante creían que mi vida no valía la pena, ya que nadie había ido a visitarme en esos meses.
Mi vida había cambiado por completo cuando desperté, me sentía extraña, apenas podía moverme, dos meses sin movimiento de todas las partes de mi cuerpo, ya no sentía nada.
-¿Cómo estas?- preguntaba una enfermera que había entrado a mi habitación
-Creo que bien- apenas podía mover mis labios- ¿Cuánto tiempo a pasado?
-2 meses, tuviste suerte, el viernes te daban por muerta- la enfermera me miraba con sus ojos castaños, su cabello negro estaba recogido con un chongo-me llamo Jannet y voy a ser tu enfermera, hasta que te den de alta.
-Mucho gusto- le decía queriendo darle la mano, pero no podía ni levantar un dedo- ¿Cómo me encontraron? ¿Quién les dijo que estaba herida? ¿Qué me hicieron?- yo tenía muchas preguntas y quería que todas me las contestara.
-Alguien pidió una ambulancia, creo que el nombre del chico era Asael- al decir ese nombre se me revolvió el estómago ya que por su culpa yo estaba ahí- él se vino en la ambulancia contigo, estaba muy preocupado, cuando llegaste aquí estabas muy mal, ya habías perdido mucha sangre, ya que el chico había tardado en encontrarte, tu nunca estuviste conciente, hasta hoy- me seguía platicando mientras me revisaba- no encontrábamos tu tipo de sangre, ya que es muy extraño, estabas a punto de morir, y en un hospital cercano nos avisaron que tenían esa sangre que ahora esta en tus venas, te cerraron la herida y es así como sobreviviste, si no se hubieran tardado tanto en conseguirla, no hubieras estado en coma- seguía- nadie te visitó en ese tiempo, solo ese día el chico y otras dos chicas estuvieron esperando fuera del quirófano, pero creo que tenían cosas que hacer y se fueron.
-¿Qué? ¿Asael seguía aquí?- interrumpí a Jannet, con un sonido más fuerte de mi voz, era como un grito pero no tan fuerte, todavía no tenía tanta fortaleza al hablar.
-Si, el chico seguía aquí, ¿qué era de ti?- me preguntaba la morena
-Es un maldito bastardo, el tenía el mismo tipo de sangre que yo, no quería que viviera- unas lágrimas salieron de mis ojos -el era mi novio- le conté todo lo que había pasado esa noche.
-No puedo creerlo, después de que el tuvo la culpa, no quiso darte ni un poco de tu sangre- me dijo después de escuchar mi historia- créeme que si hubiera sabido todo esto y su tipo de sangre, le hubiera sacado la sangre a la fuerza, como me hacen enojar esas personas.
-Si a mi también, espero que se le regrese- tenía tanto odio en mi corazón.
-Dios dirá- hace mucho que yo no creía en nada, ya que mi vida no había sido muy justa, lo único que me hacía feliz: Asael, me había traicionado, lo odiaba tanto, ya no sentía nada por él, ni por nadie.
-¿No me vino a visitar nadie más?- pregunté
-No, lo siento- la enfermera se había puesto triste- hablamos a tus padres pero nos dijeron que no podían venir- siempre había sido igual, les importaban más sus negocios que yo, a pesar de que era hija única, nunca se habían interesado en mi, aprendí a valerme por mi misma- no encontramos ningún otro familiar y Asael y las otras dos chicas no volvieron aparecerse por aquí-a la enfermera la llamaron y salió de la habitación.
Me quedé un rato recordando en todo lo que había pasado, me ponía muy mal, sentía que ya no tenía corazón, solo sentía odio por todos. Pensaba en muchas cosas, ya no eran cosas lindas, antes amaba todo lo que había a mi alrededor, tal vez por que estaba enamorada, pero ahora quería matar a todos y quedarme sola en este maldito mundo, para así ya no sufrir.
-Buenos días- me decía un doctor, ya que había visto que había abierto los ojos -¿cómo dormiste?- me dirigía una sonrisa, era muy joven ojos miel, cabello castaño claro, era muy guapo, pero yo ya no sentía nada.
-Bien- le sonreí
-Veo que vamos mejorando, ya puedes mover mas el cuerpo- revisaba todo mi cuerpo- no vas a tener que estar tanto tiempo en rehabilitación.
-¿Cuánto tiempo tengo que seguir aquí?- voltee a una pequeña ventana que estaba en mi habitación, hace mucho que no veía el cielo, ese hermoso cielo azul que tanto me gustaba antes y que ahora ya no me importaba.
-Depende de ti, de que vayas a tus rehabilitaciones, dejes que te hagan algunos exámenes y vayas a tus consultas con la psicóloga- era muy amable.
-¿Qué? ¿Por qué tengo que ir con la psicóloga? No estoy loca- me alteraba mucho estar en esa situación.
-Cálmate- el doctor se había puesto muy nervioso, ya que yo me movía, aunque con mucha dificultad, de un lado a otro, era como un ataque -solo es para que, puedas seguir tu vida normal después de todo lo que te ha pasado- agarraba mi cabeza y me la acariciaba, para tranquilizarme, y así fue, me relaje poco a poco y me quedé dormida.
-Hola ¿cómo has estado mi amor?- era una voz muy conocida, creía que eran mis sueños, no quería volver a escuchar esas palabras y menos saliendo de esa persona, así que abrí los ojos, y que estúpida fui, ya que no eran mis sueños, lo primero que vi, fue esos hermosos ojos verdes que ahora tanto odiaba.
-¿Qué quieres aquí? Salte de mi maldita habitación- le dije, haciendo un esfuerzo nulo por levantarme.
-Vine a ver como esta el amor de mi vida- no sabia si se estaba burlando o me lo decía en verdad ya que el solo me mostraba esa sonrisa que tanto me derretía.
-Vete, no soy el amor de tu vida, por ti, estoy aquí, salte, vete lejos y no vuelvas nunca más- gritaba
-No te voy a dejar, vas a estar a mi lado siempre- nunca había visto esa mirada, era de odio, se levantó, cerró la puerta de la habitación con seguro- vas a ser mía- se acercó y me besó, yo no podía moverme.
Nunca me imagine que haría eso, me quitó todas las cobijas, yo recuerdo haber gritado, el me dio una cachetada para que me callará, yo lloraba y gritaba aun mas fuerte, estaba quitándome la ropa, y yo sin poderme mover, grité, agarró un trapo y me lo metió a la boca para que no hiciera ruido, después de tanto lucharme rendí y me violo. Era un estúpido, lo odiaba aun más, no se como pudo haber hecho eso, nunca ni siquiera me había tocado con morbo, nunca habíamos hablado de tener relaciones sexuales, el no era un pervertido, bueno yo pensaba tantas cosas hermosas de él que puede que me hayan cegado de todo eso.
-¿Te gustó?- me preguntó después de haber terminado, yo seguía con el trapo en la boca, desnuda y con lágrimas en los ojos- me entere de que ya estabas bien y quise venir a felicitarte y darte la bienvenida- se reía malévolamente- nunca lo había visto igual- el doctor me dijo que por ahora no podías moverte, tal vez si pudieras moverte me lo hubieras hecho mejor, de verdad lo haces mejor que Laura y la zorra de Monserrat- me tocaba las piernas- tu doctor es muy amable, platicó conmigo creyendo que yo era tu novio, así es como me dejó entrar- se vestía- te voy a seguir visitando, además Laura esta de acuerdo con lo que te hice, quería que sufrieras un poco mas, por que no sabias que ella y yo ya vivimos juntos en su casa- admiraba mi cuerpo y tocaba mi cabello, solo pensaba en matarlo- somos muy felices juntos, mas que tu y yo cuando éramos novios, tenemos relaciones todos los días- sonreía, pero no era sonrisa que me derretía era una sonrisa macabra- aunque luego viene tu amiga Monserrat a visitarla y esta de zorra conmigo, así que termino entre sus piernas- sonreía -prometo visitarte más seguido- terminaba de decir eso con una carcajada, yo estaba muy asustada y mi lágrimas seguían saliendo- bueno tengo que ir a tener sexo con otra, cuídate y nos vemos pronto- me tapaba otra vez con las cobijas, me había quitado el trapo de la boca y me había dado un beso.
Me sentía muy mal, me dolía todo, me dolía el alma, tenía mucho coraje y odio dentro, no sabía que hacer, no podía hacer nada, solo resistir, no morir, recuperarme y empezar mi venganza.
-¿Te divertiste?- entraba el doctor con una sonrisa- cuando me entere que era tu novio enseguida lo deje pasar, me dijo que estaba de viaje y que por eso no había podido visitarte- también lo odie, aunque sabia que el no tenía la culpa de nada, solo quería ayudarme- me cayo muy bien.
Solo mire al doctor, no quería que se enterara de nada de lo que había pasado, no quería que nadie se enterara, me sentía sucia, no podía resistir ninguno de sus sermones, o que no me creyeran y mucho menos que me dijeran que lo demandara, ya que solo lo hubieran metido 2 o 3 días a la cárcel lo hubieran sacado y me volvía hacer lo mismo, así se hacia la justicia en este país.
Después de estar unos meses en rehabilitación, ya podía moverme mejor, solo pensaba en mi venganza y así es como mejore mucho, pensando en lo mucho que odiaba a Asael, tenía que hacerlo sufrir, moverme bien para así lograrlo, así que le eche todas las ganas del mundo
Los doctores pensaban que yo era un milagro, pero lo que ellos no sabían es que yo era una maldición.
Iba a mis terapias con la psicóloga, me ayudo en mucho pero yo seguía sin contarle a ella ni a nadie de sus violaciones de Asael, ya que el cada que podía o que quería me iba a visitar, cada que iba le iba peor por que ya me podía defender mas, la última vez que fue tuvo que amarrarme con unas sogas que traía, el ya estaba preparado par cualquier cosa, y cada día yo lo odiaba más y quería hacerle todo y mas daño de el que el me había hecho.
Tantos meses en el hospital ya me había acostumbrado.
-¿Cómo sigues Milagro?- el doctor me decía así, por todo lo que me había pasado y todo lo que había resistido, a todos nos daba mucha risa ese apodo.
-Muy bien, gracias doctor- a pesar de todo yo les había tomado mucho cariño a todos los del hospital.
-Te vamos a extrañar mucho, espero que tengas tiempo para visitarnos- ahora hablaba Jannet con lágrimas en los ojos- pero que no sea por que estés enferma, solo ven a vernos, queremos seguir viendo tu recuperación.
-Te queremos mucho Milagro- muchos doctores gritaban en coro, mi habitación parecía un salón de fiestas, estaba adornada con globos, serpentinas, confeti; me habían llevado muchos regalos y hasta pastel, parecía mi cumpleaños en vez de mi despedida; ellos eran los amigos que nunca tuve.
Después de tanta fiesta, tome un Taxi y regresé a mi casa, la extrañaba, extrañaba mis libros, mi computadora, me sentí muy rara al estar ahí, otra vez estaba sola, pero sabría que me iba a ir mejor, a pesar de que sabía que también Asael me iba a ir a buscar ahí para hacerme lo de siempre, pero ahora yo iba a estar preparada.
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HOLA
ResponderEliminarME ENCANTAN TUS HISTORIAS
JEJE
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