“PREFACIO”
Esos malditos ojos azules seguían en mi cabeza, yo no puedo pensar en el simplemente no puedo, no puedo enamorarme de alguien así, de una criatura tan horrible y tan poco insignificante.
Simplemente no puedo pensar en eso, es muy confuso, se supone que yo no tengo corazón, no tengo sentimientos, y entonces qué es esto que siento en el estomago, que es esto que hace que mi cabeza de vueltas, que es este terrible dolor que tengo en el pecho.
Porque me pasa esto a mi yo estaba tan feliz y tuvo que llegar el ha arruinarlo todo.
Es como morir de nuevo, aunque casi no lo recuerdo, creo que es el mismo dolor, quisiera tan solo morir, olvidarlo todo y ya no sentir todo esto que siento pero eso es imposible, no puedo morir, yo nunca moriré, viviré eternamente y eso nadie me lo puede quitar.
CAPITULO 1
“EL COMIENZO”
No recuerdo bien como empezó todo, yo era una niña que vivía con sus padres, era hija única así que me consentían mucho, todos eran muy buenos conmigo ya que yo era una niña muy linda con unos hermosos ojos verdes, cabello rubio y chino, todos me querían por eso, por ser una niña hermosa.
Cumplí 18 años, no cambie mucho solo un poco mis facciones de niña a mujer, era más alta y claro también mi cuerpo cambio, era muy delgada aunque mis curvas estaban bien formadas, todos los chicos de la escuela querían andar conmigo, yo era la más popular. Pero odiaba muchísimo eso, todos los chicos detrás de mí, las chicas a mi lado queriendo ser mis amigas ¿por qué nunca se dieron cuenta de lo que tenía en mi interior? Solo me querían por lo de fuera y eso me molestaba mucho.
-Hola Cynthia- una chica morena gritaba mi nombre
-Hola Mariana- me molestaba tanto su voz y su insistencia, igual que toda la escuela, siempre querían hablar conmigo, como si fuera yo la gran cosa y no lo soy
-¿Vas a venir a la pijamada de hoy verdad?- desde hace cómo un mes antes me preguntaba todos los días eso, ya me había hartado tenía tantas ganas de darle una cachetada para que reaccionara
-Claro- solo iba a ir para que dejara de molestarme
-¡Qué bien! Todas las chicas me van a envidiar- decía con una gran sonrisa malévola
-Bueno nos vemos en tu casa a las 8- me aleje de ahí y se quedo hablando sola, como odiaba a esas personas, lo único que querían es que les tuvieran envidia de cosas inútiles, y no se daban cuenta de lo que realmente tenían
Ese día en la noche llegue a su casa a la hora indicada, ahí había como 10 chicas, cuando entre a su cuarto, todas se abalanzaron sobre mí, preguntándome muchas de cosas como si fuera una actriz y ellas paparazis, como odio esto, como me hostiga la gente, odio a la humanidad, todos son iguales solo les importa el dinero y las cosas de fuera, pero nunca se preocupan por los sentimientos de las personas.
-¿Qué chico te gusta de la escuela?- jugábamos verdad o reto
-Ninguno, todos son unos mujeriegos que se solo quieren sexo- recordaba la vez que me había enamorado de un chico, lo amaba con todo mi corazón, pero él lo único que quería era acostarse conmigo y desde ese día no deje que mi corazón volviera a sentir nada, por nadie.
-Nosotras creíamos que te gustaba Gerardo- al decir este nombre todas suspiraron, como podían amarlo, si, era el chico más popular de la escuela, pero era el mismo que me había roto el corazón, cuanto lo odiaba.
-No mencionen a ese bastardo- todas me miraban perplejas- voy al baño
Salí de ahí, ya no quería escuchar mas sus absurdas preguntas, no sabía dónde estaba el baño así que di vueltas por todos lados, la casa era muy grande así que me perdí y llegue a una terraza, salí y me recargue en el barandal, subí la mirada, el cielo estaba hermoso, despejado con ese color negro y morado, las lindas estrellas brillantes y la hermosa luna redonda que alumbraba más que las pocas luces que había ahí, amaba la noche, creo que era lo único que yo podía amar.
Me quede hipnotizada con la noche, hasta que sentí una mirada, en la ventana de la casa de enfrente, un chico me miraba por la ventana, sus ojos dorados me miraban profundamente, no separaba la vista de mi, era tan pálido como el color de la luna, se le veían un poco de ojeras pero a pesar de eso el era hermoso, no nos quitamos la mirada, nunca había visto a un chico tan guapo.
-Cynthia, Cynthia- se escuchaban unos gritos solo así fue que quite la mirada de el
-Aquí estoy- grite, volví a voltear a la casa de enfrente y ya no había nadie en la ventana
-¿Qué paso? ¿Por qué estás aquí?- me daba un abrazo
-Me perdí- fue lo único que pude contestar, seguía hipnotizada
-Bueno, vente solo vemos una película y nos vamos a dormir- nos dirigimos a su cuarto
En toda la película no me concentre, era de terror y ni miedo me dio por que no estaba atenta, seguía pensando en su mirada, es su rostro perfecto, en lo hermoso que era.
Nos fuimos a dormir y soñé con él, con ese ser perfecto que me había mirado, yo caminaba lentamente por toda la casa, el mismo recorrido que había dado cuando estaba despierta, volví a esa terraza, pero ahora no miraba al cielo, miraba hacia esa ventana para saber si estaba ahí ese ser hermoso. Apareció de repente a lado de mi, me miro igual con sus ojos dorados profundos, me tenia hipnotizada, no podía moverme, el se acerco poco a poco a mi cuello, quito mi largo cabello de ahí, y sentí sus labios helados que tocaban mi piel, pero de repente sentí un dolor muy fuerte en esa piel que el besaba, sentí que algo cálido escurría por mi pecho, se escuchaban muchos gritos, el chico desapareció rápidamente, voltee a ver mi pijama, la blusa estaba llena de sangre y me desmaye.
-¿Cómo sigue? ¿Se va a recuperar?- una voz lejana se escuchaba
-Se va a recuperar, solo necesitaba un poco de sangre- decía otra voz
-Gracias doctor por venir- las voces se escuchaban cada vez más cercanas
-Solo tiene que descansar y avísenle a sus padres por favor- abrí los ojos
-¿Qué me paso?- estaba confundida
-Estabas en la terraza tirada, no supimos como llegaste ahí, ni por qué estas herida, nadie se dio cuenta de nada- todas la chicas me veían asustadas
-¿Qué?- ahora si estaba más confundida-¿Cómo llegue ahí? ¿Estoy herida?
-Es lo mismo que queremos saber, perdiste mucha sangre- señalaba mi cuello
Me agarre mi cuello, me dolía, todo era muy raro, como si mi sueño nunca hubiera sido eso, como si todo hubiera sido real, trataba de recordar, de encontrar una razón lógica para saber lo que en verdad me había pasado, pero nunca la encontré, el único recuerdo que tenía era ese sueño.
Me llevaron a mi casa, mis padres estaban asustados, pero el doctor los tranquilizo, ya que no me había pasado nada grave, solo necesitaba descansar. Todo me daba vueltas, mis pensamientos iban de aquí para allá todavía no descubría la razón de mi herida, ni mi llegada hasta la terraza.
Todas la noches soñaba con ese chico hermoso, soñaba que me iba a visitar a mi habitación, que me miraba todo el tiempo, hasta cuando estaba despierta sentía su mirada, pero sabía que eso no podía ser verdad.
-Oye Mariana ¿cómo se llama tu vecino?- seguía con la duda tal vez me había enamorado de ese chico
-¿Cuál de todos?- pensaba
-El que vive enfrente de tu casa- recordaba esos ojos
-Nadie vive en esa casa, esta vacía desde hace algunos años- me miraba
-¿Qué? Es que yo vi a alguien ahí- no lo podía creer
-No de verdad no vive nadie, lo siento- nos metimos al salón
No podía creerlo, me estaba volviendo loca, no podía ser verdad, yo vi a ese chico, sentí su mirada, o estaba imaginando, tanto necesitaba a un hombre que me lo imaginaba a él, tenía que estar loca, muy loca.
Pasaron los días yo seguía igual con los mismos sueños, sintiendo esa mirada a donde iba, pensando en que había pasado en ese día tan misterioso, pero se venían más dudas a mi cabeza, tantos pensamientos, sentía que mi cabeza ya no iba aguantar y en cualquier momento explotaría.
Caminaba por la oscuridad, tenía que despejar mi mente, seguía sintiendo esa mirada pero sabía que solo era producto de mi imaginación y tal vez de mi corazón, por la necesidad de tener a un chico a mi lado. Llegue al parque y me senté, amaba la naturaleza y la oscuridad, me senté en una banca para poder disfrutar mejor el paisaje, estaba viendo las estrellas.
-Hola- me sobresalte, no lo había escuchado
-Ho…la- no lo podía creer, no era mi imaginación el si existía
-Me recuerdas, verdad- tenía una voz hermosa
-Si- asentí con la cabeza
-Pues ahora nunca me vas a olvidar- sus ojos cambiaron de color, se hicieron rojos
-¿Qué?- todo era muy extraño
Se acerco rápidamente a mi cuello, otra vez sentía ese intenso dolor, ahora estaba segura de que no había sido un sueño todo era realidad, no estaba loca ¿o sí? Tal vez otra vez estaba imaginándome todo.
Cada vez me sentía más débil, ya estaba tirada en el piso, no podía mas, no resistía tanto dolor, ni tanta sangre fuera de mi cuerpo, estaba agonizando, y el chico se separo de mí, me veía intensamente, quería levantarme y salir corriendo de ahí, pero no podía mover ni un dedo. Se alejo de mí, pero de inmediato regreso.
-No mereces morir- me veía tirada- Tienes una mente… que me gusta, te dejare vivir, vivir eternamente
-¿Qué?- mi voz casi sonaba, no entendía las ultimas palabras.
Se volvió acercar a mí, me dirigió otra mirada, se corto la muñeca, cayeron unas gotas de sangre al piso y empezaron a llegar a mi boca, que delicioso sabor tenia, bebí, seguí bebiendo, me aferre a su mano, no quería dejar de sentir ese sabor tan agradable, el gemía también se estaba quedando si sangre, me empujo muy fuerte, para que yo dejara de beber.
Sentí el dolor más horrible en toda mi vida, sentía que todo el cuerpo me quemaba y a la vez sentía todo tan frio, me retorcía no aguantaba, sentía que estaba muriendo, y si, era lo que estaba pasando, mi cuerpo se estaba muriendo lentamente, de repente todo termino, creí estar muerta.
-Levántate- me daba la mano yo también se la di- por cierto mi nombre es Daniel
-Yo me llamo Cynthia- pero no podía verlo a el
Era hermoso lo que veía, si amaba la naturaleza, el cielo, los sonidos, ahora mas todo se veía diferente, todo era precioso, escuchaba más alto los sonidos de la noche, pero ¿esto era real?, no lo sabía, pero en ese momento no me importaba, si era real o no simplemente sabía que era lo mejor del mundo, si era un sueño, no quería volver a despertar.
-¿Estoy soñando?- al fin pude hablar después de algunos minutos
-No- el chico movía su cabeza con una sonrisa en su rostro
-¿Entonces… qué es esto? ¿Qué me paso?- estaba confundida, pero casi no me importaba ya que seguía admirando todas las cosas bellas que escuchaba y miraba.
-Eres un vampiro- al decir esa palabra me dio escalofríos
-¿Qué? ¿Cómo? No lo entiendo- como podía ser algo así, esas cosas no existen debería estar bromeando
-Yo soy un vampiro y tú también- lo decía viéndome con esos ojos dorados
-Vam… piro- seguía sin entender
-Sí, ahora solo beberás sangre de humanos, los mataras y vivirás eternamente- me enseñaba sus blancos colmillos
-¿Matare a las personas?- yo no era capaz de eso
-Si beberás hasta que mueran- sus ojos se encendían otra vez, se volvían rojos- ¿No te gusto el sabor de la sangre?
-No puedo matar gente- no me lo imaginaba, pero la sangre era deliciosa
-Entonces que ¿te gusto la sangre?- volvía a preguntar
-Si- decía en voz baja, no quería admitirlo
-Entonces ahí está tu primera víctima- me señalaba un chico que caminaba cerca del parque
Voltee a ver al chico, yo lo conocía, era el bastardo que me había roto el corazón, le tenía tanto odio, que me dirigí rápidamente hacia a él. Pero el vampiro me detuvo.
-¿Lo conoces?- pregunto Daniel
-Sí, ese maldito, lo odio- solo quería ir y matarlo
-Bueno, eso está muy bien, el es tu primera víctima- veía a Gerardo
-Me vengare- me dirigía hacia él, pero el vampiro se puso enfrente de mi
-No tan rápido- me dijo- si lo haces rápido no disfrutaras tu venganza, tienes que hacerlo lentamente, tienes que jugar con los humanos, son tan torpes.
Camine hacia Gerardo, era un chico con cabello castaño, moreno, ojos que si pudieran serian negros, me acerque mucho a él, olía su sangre, tan solo quería morder su cuello y beberlo todo, hasta que el bastardo muriera, pero no pude, le tenía que hacer caso a Brandon.
-Hola- se sobresalto
-Ah hola, eres tu- ponía sus ojos en blanco
-Sí, soy yo- tenía que empezar el jueguito- ¿Sabes una cosa?
-¿Qué?- contestaba cortante
-Sigo enamorada de ti- estaba tratando de seducirlo- y por lo que querías, cuando quieras te lo daré
-¿De qué hablas?- se ponía nervioso
-Tú sabes de que hablo, pero si no podemos platicarlo en tu casa- me acercaba mucho a él y como sabia como era y que solo él vivía en su casa, tenía que caer en la trampa
-Ya sea de que hablas, pero de todos modos vamos a mi casa- me daba un beso apasionado- además hoy te ves ardiente, y eso me encanta de las chicas
-Claro, entonces vamos a tu casa
El vivía a solo dos cuadras del parque, así que nos fuimos caminando, me besaba, me agarraba de la cintura y a veces un poco más abajo, pero a mí ya no me importaba, ya no sentía nada.
En el camino pude saber que el vampiro nos seguía, escuchaba sus pasos, su respiración y hasta como latía su corazón, aunque eso era muy confuso, ¿cómo nuestro corazón seguía latiendo a pesar de estar muertos?.
Llegamos a su casa, y todavía no estaba la puerta completamente abierta y el ya estaba besándome y tocándome todo lo que podía, yo ya no tenía sentimientos, ya no sentía nada, solo me deje llevar; llegamos a su cama rápidamente yo estaba encima de él, le quite la camisa y empecé a besar su pecho.
-No sé porque no querías hacerlo conmigo- me volvía a besar y trataba de quitarme la blusa- hasta pareces experta, lo haces muy bien
-Es que no me había dado cuenta lo sexy que eras- mentía, yo ya estaba sin blusa
-Te va a encantar- me decía mientras besaba mi cuello y bajaba un poco más
-Yo lo sé- ahora yo era la que besaba su cuello, ya no resistía ese hermoso olor a sangre, así que acerque mis labios a su oído y le dije-la venganza es dulce
-¿Qué?- trataba de empujarme, pero no sé porque razón era más débil que yo
-Morirás- simplemente le contestaba eso
Volví acercar mis labios a su cuello y lo mordí, era tan excitante sentir el delicioso sabor de la sangre, me encantaba, no sé por qué nunca la probé. Gerardo gemía de dolor, cada vez como yo días antes, se debilitaba mas, escuchaba el sonido de su corazón cada vez más lento, bebí hasta la última gota, escuche su ultimo latido, sentí su cuerpo frio, me gustaba mas así.
Me puse mi blusa camine hacia el baño, me asuste, me vi en el espejo, esa ya no era yo, mis ojos ardían se veían rojos, yo era mas pálida de lo normal, tenia ojeras como Brandon, mis venas resaltaban mas, tenía unos colmillos que parecían de depredador, era terrorífica mi imagen, salí corriendo del baño.
Me senté en la sala vacía necesitaba tiempo para pensar en lo que acababa de ver, a pesar de todo lo malo que tenia, me encantaba ser así, podría vengarme de todos, pensaba en eso, cuando fije mis ojos en unas rosas rojas que estaban en un florero, encima de la mesa de centro. Eran mis flores favoritas, agarre una, camine hacia la habitación de Gerardo, vi su tono de piel casi azulado, me acerque y le deje la rosa encima de su pecho.
Salí de la casa y me encontré a Brandon.
-Qué bueno que te deje viva- me veía de arriba abajo- tienes una mente hermosa y malévola, me encantas
-Gracias- me apenaba
Esos malditos ojos azules seguían en mi cabeza, yo no puedo pensar en el simplemente no puedo, no puedo enamorarme de alguien así, de una criatura tan horrible y tan poco insignificante.
Simplemente no puedo pensar en eso, es muy confuso, se supone que yo no tengo corazón, no tengo sentimientos, y entonces qué es esto que siento en el estomago, que es esto que hace que mi cabeza de vueltas, que es este terrible dolor que tengo en el pecho.
Porque me pasa esto a mi yo estaba tan feliz y tuvo que llegar el ha arruinarlo todo.
Es como morir de nuevo, aunque casi no lo recuerdo, creo que es el mismo dolor, quisiera tan solo morir, olvidarlo todo y ya no sentir todo esto que siento pero eso es imposible, no puedo morir, yo nunca moriré, viviré eternamente y eso nadie me lo puede quitar.
CAPITULO 1
“EL COMIENZO”
No recuerdo bien como empezó todo, yo era una niña que vivía con sus padres, era hija única así que me consentían mucho, todos eran muy buenos conmigo ya que yo era una niña muy linda con unos hermosos ojos verdes, cabello rubio y chino, todos me querían por eso, por ser una niña hermosa.
Cumplí 18 años, no cambie mucho solo un poco mis facciones de niña a mujer, era más alta y claro también mi cuerpo cambio, era muy delgada aunque mis curvas estaban bien formadas, todos los chicos de la escuela querían andar conmigo, yo era la más popular. Pero odiaba muchísimo eso, todos los chicos detrás de mí, las chicas a mi lado queriendo ser mis amigas ¿por qué nunca se dieron cuenta de lo que tenía en mi interior? Solo me querían por lo de fuera y eso me molestaba mucho.
-Hola Cynthia- una chica morena gritaba mi nombre
-Hola Mariana- me molestaba tanto su voz y su insistencia, igual que toda la escuela, siempre querían hablar conmigo, como si fuera yo la gran cosa y no lo soy
-¿Vas a venir a la pijamada de hoy verdad?- desde hace cómo un mes antes me preguntaba todos los días eso, ya me había hartado tenía tantas ganas de darle una cachetada para que reaccionara
-Claro- solo iba a ir para que dejara de molestarme
-¡Qué bien! Todas las chicas me van a envidiar- decía con una gran sonrisa malévola
-Bueno nos vemos en tu casa a las 8- me aleje de ahí y se quedo hablando sola, como odiaba a esas personas, lo único que querían es que les tuvieran envidia de cosas inútiles, y no se daban cuenta de lo que realmente tenían
Ese día en la noche llegue a su casa a la hora indicada, ahí había como 10 chicas, cuando entre a su cuarto, todas se abalanzaron sobre mí, preguntándome muchas de cosas como si fuera una actriz y ellas paparazis, como odio esto, como me hostiga la gente, odio a la humanidad, todos son iguales solo les importa el dinero y las cosas de fuera, pero nunca se preocupan por los sentimientos de las personas.
-¿Qué chico te gusta de la escuela?- jugábamos verdad o reto
-Ninguno, todos son unos mujeriegos que se solo quieren sexo- recordaba la vez que me había enamorado de un chico, lo amaba con todo mi corazón, pero él lo único que quería era acostarse conmigo y desde ese día no deje que mi corazón volviera a sentir nada, por nadie.
-Nosotras creíamos que te gustaba Gerardo- al decir este nombre todas suspiraron, como podían amarlo, si, era el chico más popular de la escuela, pero era el mismo que me había roto el corazón, cuanto lo odiaba.
-No mencionen a ese bastardo- todas me miraban perplejas- voy al baño
Salí de ahí, ya no quería escuchar mas sus absurdas preguntas, no sabía dónde estaba el baño así que di vueltas por todos lados, la casa era muy grande así que me perdí y llegue a una terraza, salí y me recargue en el barandal, subí la mirada, el cielo estaba hermoso, despejado con ese color negro y morado, las lindas estrellas brillantes y la hermosa luna redonda que alumbraba más que las pocas luces que había ahí, amaba la noche, creo que era lo único que yo podía amar.
Me quede hipnotizada con la noche, hasta que sentí una mirada, en la ventana de la casa de enfrente, un chico me miraba por la ventana, sus ojos dorados me miraban profundamente, no separaba la vista de mi, era tan pálido como el color de la luna, se le veían un poco de ojeras pero a pesar de eso el era hermoso, no nos quitamos la mirada, nunca había visto a un chico tan guapo.
-Cynthia, Cynthia- se escuchaban unos gritos solo así fue que quite la mirada de el
-Aquí estoy- grite, volví a voltear a la casa de enfrente y ya no había nadie en la ventana
-¿Qué paso? ¿Por qué estás aquí?- me daba un abrazo
-Me perdí- fue lo único que pude contestar, seguía hipnotizada
-Bueno, vente solo vemos una película y nos vamos a dormir- nos dirigimos a su cuarto
En toda la película no me concentre, era de terror y ni miedo me dio por que no estaba atenta, seguía pensando en su mirada, es su rostro perfecto, en lo hermoso que era.
Nos fuimos a dormir y soñé con él, con ese ser perfecto que me había mirado, yo caminaba lentamente por toda la casa, el mismo recorrido que había dado cuando estaba despierta, volví a esa terraza, pero ahora no miraba al cielo, miraba hacia esa ventana para saber si estaba ahí ese ser hermoso. Apareció de repente a lado de mi, me miro igual con sus ojos dorados profundos, me tenia hipnotizada, no podía moverme, el se acerco poco a poco a mi cuello, quito mi largo cabello de ahí, y sentí sus labios helados que tocaban mi piel, pero de repente sentí un dolor muy fuerte en esa piel que el besaba, sentí que algo cálido escurría por mi pecho, se escuchaban muchos gritos, el chico desapareció rápidamente, voltee a ver mi pijama, la blusa estaba llena de sangre y me desmaye.
-¿Cómo sigue? ¿Se va a recuperar?- una voz lejana se escuchaba
-Se va a recuperar, solo necesitaba un poco de sangre- decía otra voz
-Gracias doctor por venir- las voces se escuchaban cada vez más cercanas
-Solo tiene que descansar y avísenle a sus padres por favor- abrí los ojos
-¿Qué me paso?- estaba confundida
-Estabas en la terraza tirada, no supimos como llegaste ahí, ni por qué estas herida, nadie se dio cuenta de nada- todas la chicas me veían asustadas
-¿Qué?- ahora si estaba más confundida-¿Cómo llegue ahí? ¿Estoy herida?
-Es lo mismo que queremos saber, perdiste mucha sangre- señalaba mi cuello
Me agarre mi cuello, me dolía, todo era muy raro, como si mi sueño nunca hubiera sido eso, como si todo hubiera sido real, trataba de recordar, de encontrar una razón lógica para saber lo que en verdad me había pasado, pero nunca la encontré, el único recuerdo que tenía era ese sueño.
Me llevaron a mi casa, mis padres estaban asustados, pero el doctor los tranquilizo, ya que no me había pasado nada grave, solo necesitaba descansar. Todo me daba vueltas, mis pensamientos iban de aquí para allá todavía no descubría la razón de mi herida, ni mi llegada hasta la terraza.
Todas la noches soñaba con ese chico hermoso, soñaba que me iba a visitar a mi habitación, que me miraba todo el tiempo, hasta cuando estaba despierta sentía su mirada, pero sabía que eso no podía ser verdad.
-Oye Mariana ¿cómo se llama tu vecino?- seguía con la duda tal vez me había enamorado de ese chico
-¿Cuál de todos?- pensaba
-El que vive enfrente de tu casa- recordaba esos ojos
-Nadie vive en esa casa, esta vacía desde hace algunos años- me miraba
-¿Qué? Es que yo vi a alguien ahí- no lo podía creer
-No de verdad no vive nadie, lo siento- nos metimos al salón
No podía creerlo, me estaba volviendo loca, no podía ser verdad, yo vi a ese chico, sentí su mirada, o estaba imaginando, tanto necesitaba a un hombre que me lo imaginaba a él, tenía que estar loca, muy loca.
Pasaron los días yo seguía igual con los mismos sueños, sintiendo esa mirada a donde iba, pensando en que había pasado en ese día tan misterioso, pero se venían más dudas a mi cabeza, tantos pensamientos, sentía que mi cabeza ya no iba aguantar y en cualquier momento explotaría.
Caminaba por la oscuridad, tenía que despejar mi mente, seguía sintiendo esa mirada pero sabía que solo era producto de mi imaginación y tal vez de mi corazón, por la necesidad de tener a un chico a mi lado. Llegue al parque y me senté, amaba la naturaleza y la oscuridad, me senté en una banca para poder disfrutar mejor el paisaje, estaba viendo las estrellas.
-Hola- me sobresalte, no lo había escuchado
-Ho…la- no lo podía creer, no era mi imaginación el si existía
-Me recuerdas, verdad- tenía una voz hermosa
-Si- asentí con la cabeza
-Pues ahora nunca me vas a olvidar- sus ojos cambiaron de color, se hicieron rojos
-¿Qué?- todo era muy extraño
Se acerco rápidamente a mi cuello, otra vez sentía ese intenso dolor, ahora estaba segura de que no había sido un sueño todo era realidad, no estaba loca ¿o sí? Tal vez otra vez estaba imaginándome todo.
Cada vez me sentía más débil, ya estaba tirada en el piso, no podía mas, no resistía tanto dolor, ni tanta sangre fuera de mi cuerpo, estaba agonizando, y el chico se separo de mí, me veía intensamente, quería levantarme y salir corriendo de ahí, pero no podía mover ni un dedo. Se alejo de mí, pero de inmediato regreso.
-No mereces morir- me veía tirada- Tienes una mente… que me gusta, te dejare vivir, vivir eternamente
-¿Qué?- mi voz casi sonaba, no entendía las ultimas palabras.
Se volvió acercar a mí, me dirigió otra mirada, se corto la muñeca, cayeron unas gotas de sangre al piso y empezaron a llegar a mi boca, que delicioso sabor tenia, bebí, seguí bebiendo, me aferre a su mano, no quería dejar de sentir ese sabor tan agradable, el gemía también se estaba quedando si sangre, me empujo muy fuerte, para que yo dejara de beber.
Sentí el dolor más horrible en toda mi vida, sentía que todo el cuerpo me quemaba y a la vez sentía todo tan frio, me retorcía no aguantaba, sentía que estaba muriendo, y si, era lo que estaba pasando, mi cuerpo se estaba muriendo lentamente, de repente todo termino, creí estar muerta.
-Levántate- me daba la mano yo también se la di- por cierto mi nombre es Daniel
-Yo me llamo Cynthia- pero no podía verlo a el
Era hermoso lo que veía, si amaba la naturaleza, el cielo, los sonidos, ahora mas todo se veía diferente, todo era precioso, escuchaba más alto los sonidos de la noche, pero ¿esto era real?, no lo sabía, pero en ese momento no me importaba, si era real o no simplemente sabía que era lo mejor del mundo, si era un sueño, no quería volver a despertar.
-¿Estoy soñando?- al fin pude hablar después de algunos minutos
-No- el chico movía su cabeza con una sonrisa en su rostro
-¿Entonces… qué es esto? ¿Qué me paso?- estaba confundida, pero casi no me importaba ya que seguía admirando todas las cosas bellas que escuchaba y miraba.
-Eres un vampiro- al decir esa palabra me dio escalofríos
-¿Qué? ¿Cómo? No lo entiendo- como podía ser algo así, esas cosas no existen debería estar bromeando
-Yo soy un vampiro y tú también- lo decía viéndome con esos ojos dorados
-Vam… piro- seguía sin entender
-Sí, ahora solo beberás sangre de humanos, los mataras y vivirás eternamente- me enseñaba sus blancos colmillos
-¿Matare a las personas?- yo no era capaz de eso
-Si beberás hasta que mueran- sus ojos se encendían otra vez, se volvían rojos- ¿No te gusto el sabor de la sangre?
-No puedo matar gente- no me lo imaginaba, pero la sangre era deliciosa
-Entonces que ¿te gusto la sangre?- volvía a preguntar
-Si- decía en voz baja, no quería admitirlo
-Entonces ahí está tu primera víctima- me señalaba un chico que caminaba cerca del parque
Voltee a ver al chico, yo lo conocía, era el bastardo que me había roto el corazón, le tenía tanto odio, que me dirigí rápidamente hacia a él. Pero el vampiro me detuvo.
-¿Lo conoces?- pregunto Daniel
-Sí, ese maldito, lo odio- solo quería ir y matarlo
-Bueno, eso está muy bien, el es tu primera víctima- veía a Gerardo
-Me vengare- me dirigía hacia él, pero el vampiro se puso enfrente de mi
-No tan rápido- me dijo- si lo haces rápido no disfrutaras tu venganza, tienes que hacerlo lentamente, tienes que jugar con los humanos, son tan torpes.
Camine hacia Gerardo, era un chico con cabello castaño, moreno, ojos que si pudieran serian negros, me acerque mucho a él, olía su sangre, tan solo quería morder su cuello y beberlo todo, hasta que el bastardo muriera, pero no pude, le tenía que hacer caso a Brandon.
-Hola- se sobresalto
-Ah hola, eres tu- ponía sus ojos en blanco
-Sí, soy yo- tenía que empezar el jueguito- ¿Sabes una cosa?
-¿Qué?- contestaba cortante
-Sigo enamorada de ti- estaba tratando de seducirlo- y por lo que querías, cuando quieras te lo daré
-¿De qué hablas?- se ponía nervioso
-Tú sabes de que hablo, pero si no podemos platicarlo en tu casa- me acercaba mucho a él y como sabia como era y que solo él vivía en su casa, tenía que caer en la trampa
-Ya sea de que hablas, pero de todos modos vamos a mi casa- me daba un beso apasionado- además hoy te ves ardiente, y eso me encanta de las chicas
-Claro, entonces vamos a tu casa
El vivía a solo dos cuadras del parque, así que nos fuimos caminando, me besaba, me agarraba de la cintura y a veces un poco más abajo, pero a mí ya no me importaba, ya no sentía nada.
En el camino pude saber que el vampiro nos seguía, escuchaba sus pasos, su respiración y hasta como latía su corazón, aunque eso era muy confuso, ¿cómo nuestro corazón seguía latiendo a pesar de estar muertos?.
Llegamos a su casa, y todavía no estaba la puerta completamente abierta y el ya estaba besándome y tocándome todo lo que podía, yo ya no tenía sentimientos, ya no sentía nada, solo me deje llevar; llegamos a su cama rápidamente yo estaba encima de él, le quite la camisa y empecé a besar su pecho.
-No sé porque no querías hacerlo conmigo- me volvía a besar y trataba de quitarme la blusa- hasta pareces experta, lo haces muy bien
-Es que no me había dado cuenta lo sexy que eras- mentía, yo ya estaba sin blusa
-Te va a encantar- me decía mientras besaba mi cuello y bajaba un poco más
-Yo lo sé- ahora yo era la que besaba su cuello, ya no resistía ese hermoso olor a sangre, así que acerque mis labios a su oído y le dije-la venganza es dulce
-¿Qué?- trataba de empujarme, pero no sé porque razón era más débil que yo
-Morirás- simplemente le contestaba eso
Volví acercar mis labios a su cuello y lo mordí, era tan excitante sentir el delicioso sabor de la sangre, me encantaba, no sé por qué nunca la probé. Gerardo gemía de dolor, cada vez como yo días antes, se debilitaba mas, escuchaba el sonido de su corazón cada vez más lento, bebí hasta la última gota, escuche su ultimo latido, sentí su cuerpo frio, me gustaba mas así.
Me puse mi blusa camine hacia el baño, me asuste, me vi en el espejo, esa ya no era yo, mis ojos ardían se veían rojos, yo era mas pálida de lo normal, tenia ojeras como Brandon, mis venas resaltaban mas, tenía unos colmillos que parecían de depredador, era terrorífica mi imagen, salí corriendo del baño.
Me senté en la sala vacía necesitaba tiempo para pensar en lo que acababa de ver, a pesar de todo lo malo que tenia, me encantaba ser así, podría vengarme de todos, pensaba en eso, cuando fije mis ojos en unas rosas rojas que estaban en un florero, encima de la mesa de centro. Eran mis flores favoritas, agarre una, camine hacia la habitación de Gerardo, vi su tono de piel casi azulado, me acerque y le deje la rosa encima de su pecho.
Salí de la casa y me encontré a Brandon.
-Qué bueno que te deje viva- me veía de arriba abajo- tienes una mente hermosa y malévola, me encantas
-Gracias- me apenaba
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