CAPITULO 1
LA HISTORIA
Había una vez en un reino muy lejano una pequeña princesa muy hermosa, sus ojos eran azules como el agua, su cabello rubio como el oro y su piel blanca como la nieve.
Su habitación era inmensa y de color rosa; era el lugar favorito de la princesa, le encantaba sentarse a lado de la gran ventana que daba vista al gran jardín del castillo, se la pasaba ahí casi todo el día solo ella, un cuaderno, el sofá, la ventana, el jardín y la fuente de un ángel, hecha de oro; eso eran sus mejores amigos, ya que los reyes no la dejaban salir del castillo, ella quería conocer el mundo, mas gente, tan solo quería saber que se sentía tener aunque sea un solo amigo, pero solo conocía eso a través de los libros que había en la biblioteca del castillo.
-Mamá, papá- gritaba una niña, entrando a un gran salón
-Ahora no hija- contestó la reina muy distraída, era una señora muy hermosa, se parecía mucho ala niña, sus ojos azules, su cabello rubio, pero era muy amargada.
-Pero mamá les hice un dibujo- insistía la princesita
-Dije que ahora no- ya se había enfadado- Matilde llévatela a su habitación, y que no salga hasta que nos desocupemos- le decía a la mucama
-Vamonos princesa- le decía jalándola hacía afuera
-No quiero, déjame darles el dibujo que les hice, por favor- la niña lloraba
-Perdón, pero será después- le dijo cerrando la puerta del cuarto
La princesa estaba acostada en la cama llorando, siempre le habían hecho lo mismo, para ellos lo primero era el dinero, las leyes, el país y al final era la familia o sea ella. Quería que sus padres fueran eso: “padres” no reyes como los conocía toda la gente; veía en la televisión familias, leía libros de familias pero nada era igual a su familia, bueno solo los cuentos infantiles y las películas de fantasía, pero sabía que nada era real.
Pasaron los días y hasta algunas semanas mas y la niña no pudo darle el dibujo a los reyes, en el dibujo estaba su mamá, su papa y ella agarrados de las manos y atrás de ellos una casa muy pequeña, pero todos tenían una sonrisa en la cara; ese era sus sueño que estuvieran los tres juntos sonriendo, jugando y viviendo en una pequeña casa sin nada de lujos solo estar felices; pero ella sabía que eso no podía ser por que sabía que sus papás sin dinero no podrían vivir.
-Puedo pasar- tocaban la puerta
-Lila pasa- le decía la princesa muy feliz- por que me dejaste sola tanto tiempo- la abrazaba fuertemente
-Lo siento Estrellita, pero tenía que visitar a mi mamá- era una señora delgada, blanca con ojos color café con una mirada y una sonrisa muy tierna; se le salían lágrimas de los ojos.
-Me hubieras llevado contigo, me encantaría conocer a tu mamá, salir del castillo.
-Me encantaría pero ya sabes que no puedes salir de aquí, tus padres no lo permiten.
-¿Tu si me vas a recibir el dibujo que te hice?
-Claro quien no recibiría tus hermosos dibujos
-Mis papás, no han venido por el que les hice, están muy ocupados
-¿Qué?- gritó la nana enfadada
-¿Por qué gritas Lila?
-No por nada, no tardo, ahorita regresó- la señora salía rápidamente del cuarto, la niña estaba confundida pero se fue a sentar al sofá que estaba a lado de la ventana y empezó a dibujar.
-¿Majestad puedo hablar con usted?- diciendo eso hacía una reverencia
-Si, ¿qué pasa Lila?- la reina se encontraba sentada en un sofá mucho mas grande que el de la princesa
-¿Tiene tiempo para que hablemos de su hija?
-Tengo muy poco así que hable rápido
-¿Por qué no recibió el dibujo que les hizo?
-¿Qué de qué habla?
-Estrella les hizo un dibujo y ustedes estaban muy ocupados para recibirlo
-Usted no es nadie para hablarme así, acuérdese que yo soy la reina y usted una simple niñera
-Disculpe majestad, no era mi intención- hacia otra reverencia, esta vez mas grande- pero es su hija y tienen que cuidar de ella también, ella los necesita apenas tiene 7 años.
-Ahora quieres que haga tu trabajo- la reina decía con cinismo
-No majestad solo digo que le hagan un poquito mas de caso aunque sea solo platiquen 5 minutos con ella y reciban los dibujos que les hace, eso la haría muy feliz.
-Mi hija es muy feliz, tiene mucho dinero, ¿qué más le falta?
-Le falta su cariño- quería que la reina se diera cuenta de gran su error
-Mire, ya me harte, dígale que me traiga el dibujo y por favor ya no me vuelva a molestar con tonterías- la reina no entendía nada de lo que Lila le decía.
-Gracias majestad ahora le mando a la princesa- estaba enfadada, como no se podía dar cuenta de que el dinero no lo era todo, pensando en esto se dirigió hacia la habitación de la niña.
-Mi niña, agarra tu dibujo, ve con tus padres y daselos, hoy no están ocupados- le decía a la princesa
-Gracias Lila, muchísimas gracias, te quiero- la abrazaba muy emocionada y le daba besos en toda la cara; después de eso salió corriendo en busca de sus padres.
-Mamá, papá- gritaba emocionada
-Hola- su madre no mostraba ninguna emoción al verla- dame el dibujo
-Aquí esta mami- miraba hacia todos lados- ¿dónde esta papá también quiero que vea el dibujo que hice?
-No está, salió de viaje- le contestó sin importancia- ¿y que es esto que esta detrás?
-Es nuestra casa mami- la niña estaba muy feliz
-Nuestra casa- soltó una risa burlona- Esta no es nuestra casa hija, esta muy pequeña, y además no vivimos en una casa, vivimos en un castillo- siguió burlándose del dibujo
-Si ya lo se mami, pero me gustaría que viviéramos ahí, seriamos muy felices- la niña no entendía
-Nunca viviremos en un lugar así- su madre no pensaba en otra cosa que no fuera dinero- bueno ya vete a tu habitación, por que tengo una reunión adiós.
-¿Se lo vas a enseñar a papi?
-No lo creo esta horrible y sabes que a tu padre no le gustan estas cosas- decía sin saber que estaba hiriendo los sentimientos de su hija- vete ya, que me tengo que arreglar
-Adiós mami- estaba muy triste
-Espera- la niña volteaba con una gran sonrisa- ¿qué quieres? Le estoy hablando ala mucama- la miraba con despreció
-Buenas noches- dijo pero sin contestación alguna y se metió a su habitación con lágrimas en los ojos, su nana la había visto e iba detrás de ella pero se detuvo un momento al escuchar la voz de la reina.
-Tira esto a la basura- le decía a la mucama, mirando con deprecio el dibujo, después de eso se dio media vuelta y se dirigió hacia la su habitación.
-Oye, Matilde ven por favor- Lilia la llamaba- dame el dibujo, yo lo guardare.
-Es muy hermoso no se como se atreve a tirarlo- decía tristemente
-Si es muy lindo, y de verdad yo tampoco entiendo por que lo quiere tirar
-Ya me voy tengo que servir el café, adiós- se retiraba del lugar
La nana se guardo el dibujo para que la princesa no se enterara, se dio media vuelta para meterse al habitación y vio a una niña sentada a lado de la puerta llorando.
-¿Por qué nana, por qué lo hizo?- le dijo viéndola tristemente
-Escuchaste... ¿escuchaste todo?- se había quedado pasmada
-¿Por qué mi mami quiere tirar mi dibujo?- no entendía- ¿por qué me dijo que estaba horrible?
-Lo siento mi niña, lo siento- se agacho para abrazarla y empezó a llorar con ella.
-No volveré a hacer dibujos para mis papis, solo para ti nana
-Mi niña, ven- se levantaba con ella- olvidemos esto te leeré un cuento para que te duermas, ¿cuál quieres?
-El de Cenicienta, es mi cuento favorito
-Había una vez.....
-Sigue nana, sigue- la niña la veía abriendo los ojos muy grandes
-.... Y vivieron felices para siempre- la niña ya estaba dormida, parecía un ángel
Pasaron los años y como la princesa lo había prometido no volvió hacer dibujos para sus padres, pero a ellos no les importaba seguían sin hacerle caso, pero ella había encontrado algo en que distraerse, se sentaba como siempre en su sofá viendo por la ventana el gran jardín y un cuaderno en la mano. Pero no hacía dibujos tontos, ahora escribía historias, canciones y tocaba la guitarra, le encantaba la música.
-Estrella, despierta- la movía su nana
-¿Qué pasa Lila?- contestaba adormilada
-Feliz cumpleaños princesa- a la nana se le salían algunas canas de su negro cabello
-Gracias Lila, muchísimas gracias- la chica estaba muy feliz, ella también ya estaba mas grande, era mas alta pero su cara no había cambiado mucho.
-Ya estas viejita 18 años ya es mucho- bromeaba Lila
-Nana- la chica reía con ella
-Tus padres me dejaron esta tarjeta- la nana le estiraba la mano sosteniendo un sobre blanco
-¿Otra vez no van a estar en mi cumpleaños?- preguntó con sarcasmo
-Ya sabes que están muy ocupados
-Ya se que están muy ocupados para mi, desde que yo recuerdo nunca han estado conmigo en mi cumpleaños.
-Mi niña, olvidemos eso, vamos a ver los regalos que te dieron, todo están en el salón de baile
-Vamos Lila- dijo tristemente y salieron de la habitación
El salón era un lugar enorme, colgaban candelabros de oro y diamantes del techo, las paredes eran de madera y el piso era color plata, ese lugar era hermoso; en el centro del salón había muchos regalos casi todos envueltos de color rosa.
-Señorita aquí están sus regalos, se los mandaron las personas mas ricas y todos los reyes del mundo, así que todos sus regalos van a ser muy hermosos y sobretodo muy valiosos- le decía el mayordomo era muy flaco, alto, blanco, calvo, ojos cafés y con una mirada perversa y como sus padres lo único que le importaba era el dinero.
-Gracias, al rato los abriré
-Me temo que no sus padres dijeron que en cuanto despertara, tendría que abrir los regalos y así se hará, así que por favor- le señalaba los regalos
-Esta bien- se dirigió hacia los regalos y se acordó que todos los años anteriores, se despertaba muy temprano para abrir todos los regalos, pero ahora ya no le importaba nada.
-Otra vez están tocando la puerta, voy abrir, majestad siga abriendo los regalos- le hizo una reverencia y se dirigió hacia la puerta.
-Como odio a ese hombre, nana- Estrella abría un regalo muy grande
-Si te comprendo esta tan amargado- termino con una risita
-Si igual que mis padres- rió
-No digas eso, tus padres no están amargados, tienen muchas preocupaciones
-Lo que digas nana- termino de abrir el regalo y era una lámpara de oro y diamantes rosas.
-Solo están fastidiando- el mayordomo había regresado
-¿Quiénes?
-Las personas de fuera, vienen a dejarle regalos, pero como usted va a querer algo de esos pobretones
-¿Qué? Me encantaría recibir esos regalos, quisiera saber que es lo que ellos dan de cumpleaños
-Su majestad no le voy a permitir que salga por esos regalos, sus padres me matarían
-No me importa, por mi muérete- camino hacia la puerta principal
-Majestad no tiene permitido salir y mucho menos hablar con la gente- el mayordomo la había agarrado muy fuertemente del brazo.
-Dije que no me importaba, entendiste Isaac, yo soy la que doy las ordenes no tu- Estrella estaba enfadada
-No los reyes dan las ordenes, así que regrese al salón
-Déjame, déjame- gritaba muy fuerte
-Seguridad, lleven a la princesa a su cuarto y que no salga hasta que lleguen sus padres.
-Es un maldito ¿cómo se atreve?- gritaba la princesa en su cuarto, aventando todas las cosas que veía a su alrededor- ya no aguanto, ojala tuviera una hada madrina como en los cuentos de hadas y mi único deseo seria.... seria- se le salían las lagrimas- ser una persona normal.
-Estrella cálmate- su nana había entrado a la habitación, esquivando todo lo que había en el piso.
-¿Por qué tuve que ser una estúpida princesa?
-Mi niña no te digas así, no eres estúpida
-Claro que si ¿por qué no soy una chica normal?
-Muchos de los que están ahí afuera les gustaría ser como tu
-Pues me encantaría cambiarles mi vida, yo la odio
-Nadie esta a gusto con lo que tiene, así es la vida
-Lila quiero estar sola
-Esta bien, si me necesitas, estaré en mi cuarto
La chica se recostaba en su sofá viendo hacia la ventana, pensaba en su vida, no entendía por que no podía ser como en las películas o en los libros, ella estaba totalmente sola, la única que la apoyaba era su nana, pero ella quería tener amigos de su edad, divertirse, contarse secretos, conocer el amor, pero no tenía nada de eso.
Estrella volteo la mirada hacia el piso de su habitación, estaba todo tirado, si las cosas se habían roto o no a ella no le importaba podía comprarse todo lo que quisiera, pero eso a ella no le hacia feliz.
Se levantó ya que había algo brilloso que le había atraído mucho, paso encima de todo lo que había a su paso, se acerco y se agacho; un portarretratos que tenía en un buró se había roto, vio la foto y estaban su papa, su mama y ella recién nacida, pero eso no era lo que le había atraído, lo que brillaba era lo que estaba encima de la foto, le había gustado un simple vidrio roto, lo agarró y sin pensarlo se lo dirigió hacia su brazo y se corto varias veces. Se quedo pasmada por unos segundos no sabia por que lo había hecho, se quedo mirando su sangre fluir por su brazo; eso la hacia sentirse muy bien, jamás había sentido algo igual, sentía dolor pero a le vez ese dolor la relajaba y la hacia sentirse muy bien.
-Estrella- había entrado a la habitación un señor canoso, alto, ojos azules y piel blanca.
-Papá ¿qué pasa?- la chica no sabía como esconderse las cortadas, así que solo agarró un brazalete muy grueso de plata y se lo puso, eso cubría muy bien lo que se había hecho.
-¿Qué paso aquí?- preguntaba viendo todo tirado en la habitación
-Nada, ¿qué haces aquí?
-Quero que bajes, te tengo una gran sorpresa
-Bueno, al rato bajo
-No, te necesito ahora, así que ven
Bajaron las escaleras, ahí estaba su mamá, Lila e Isaac, nadie dijo ni una sola palabra solo le dieron señales de que saliera del castillo, ella hizo caso abrió la puerta principal y afuera había un automóvil negro, no lo podía creer, era lo mejor que le habían dado en toda su vida, no era por el auto, era por que sabía que si tenía uno podría salir a cualquier lado, por fin se haría su sueño realidad.
-Es un Jaguar del año y nadie en el mundo va a tener uno igual- le decía el rey
-Gracias es el mejor regalo del mundo- corrió a abrazarlos a todos
-Ya tenía pensado dártelo por eso te daban clases de manejo, para que cuando fuera tu cumpleaños ya supieras manejar
-Gracias- recordaba sus clases de manejo, todas sus clases eran particulares y eran dentro del castillo, pero esa clase siempre la estaba maldiciendo ya que no sabía para que le iba servir, si sabía que nunca la iban a dejar salir.
-Puedes subirte- le decía el rey
-Si, ¿puedo dar una vuelta?- preguntaba emocionada
-Claro- la chica no lo podía creer por fin iba a conocer el mundo exterior
-Cada vez que salgas los guardaespaldas que te contratamos van a estar detrás de ti para que no te pase nada malo
-¿Qué? Ya tengo 18 años puedo cuidarme sola- la chica estaba enfadada, pero no quería perder esa gran oportunidad- bueno esta bien, voy por mis cosas y ahorita salgo.
Subió a su habitación agarró una bolsa, su celular, su iPod, sus cosméticos y salió de ahí rápidamente.
-Ellos son tus guardaespaldas Mario y Daniel- le decia el rey
-Hola- decia sin importancia- vamonos ya, se hace tarde
-Con cuidado- decia la nana
La princesa se subio al auto, lo encendió y por primeravez salió del castillo "casi" sola, (pero no les daba mucha importancia a los guardaespaldas que venian en un auto atrás de ella)
ella estaba feliz, todas las personas se le quedaban viendo, el automovil estaba hermoso, paso por un centro comercial, se quedó pensando un momento y se dirigió al estacionamiento, los cutodios la siguieron y se estacionaron a su lado.
-Vamos a entrar- decia muy emocionada- pero por favor no esten muy cerca de mi, no quiero que se den cuanta de que soy la princesa
-Entendido- contestaron los dos
-Bueno caminemos- la princesa estaba un poco nerviosa y entro al centro comercial, no lo podia creer era un lugar hermoso lleno de gente, entraba a todas las tiendas y lo que le gustaba se lo compraba, tenía mucho dinero y no le importaba gastarselo.
Salió de una tienda de libros, se había comprado el de "Entrevista con el Vampiro", lo hojeaba mientras caminaba y de repente lo vio en el suelo.
-Perdón, venia muy distraido, lo siento- decia un chico unos centimetros mas alto que ella, tez blanca, unos ojos verdes muy lindos, bueno al menos uno de ellos el otro no lo podia ver por que lo su cubria el cabello negro.
-N...no importa- decia la princesa impresionada, era un chico muy guapo, pero no entendia por que se vestia tan raro, por que tenía un ojo tapado y por que el ojo descubierto lo tenia delineado de negro.
-Que buen libro, ¿te gustan los vampiros?- decia el chico viendo el libro
-Si mucho y ¿a ti?- la ojiazul estaba muy nerviosa, nunca había platicado con ningun chico
-Si me encantan, por cierto me llamo Jared- se presentaba el chico, pero la princesa se quedo callada -¿Tu como te llamas?
-Ah lo siento, me llamo Estrella
-Wow que lindo nombre, ¿ quieres tomar un cafe?
-Claro, vamos- avanzo a lado del ojiverde y detrás de ellos, sin que el chico se diera cuenta los seguian los custodios.
Entraron a la cafeteria, era un lugar muy lindo, todo era de madera y unos cuantos cuadros de cafe y tazas estaban colgados en las paredes, todas las mesas eran altas igual que las sillas y todo era para dos personas, era un lugar muy romantico.
La princesa y el chico solo se quedaban viendo no sabían de que platicar.
-¿Que les voy a traer?- la mesera había roto el silencio
-Un chocolate blanco porfavor- decia el chico, brindandole una sonrisa a Estrella
-Se escucha delicioso, tambien me traes uno, porfavor- la chica ya se lo estaba saboreando
-¿Cuántos años tienes?
-Hoy cumplo 18
-¿Qué? Hoy es tu cumple... Feliz Cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti- el chico estaba cantando, se veia muy gracioso, pero la princesa se estaba divirtiendo como nunca
-Aquí esta su chocolate señorita y tambien de regalo una rebanada de pastel- el gerente se había enterado del cumpleaños de la princesa gracias a la canción de Jared.
-Gracias- estaba muy emocionada, terminaron de comer y beber su chocolate y salieron de ahí
-Me la pase muy bien, que bueno que te conoci- Estrella estaba muy feliz
-Si, a mi tambíen me encanto conocerte, espero chocar contigo mas seguido- reían los dos, el chico la veia sus miradas estaban muy cerca, sus labios estaban a punto de tocarse.... una llamada entraba al celular de la chica, los había interrumpido.
-Lo siento me tengo que ir, ya tengo que llegar a mi casa- la princesa estaba muy triste
-Bueno, espero vernos pronto, cuidate- le había dado un beso en la mejilla- adios
-Si, adios- se dio la media vuelta y empezo a caminar
-Estrella espera- el chico corria tras de ella- ¿me das el número de tu celular?
-Claro- estaba mas que emocionada, los dos ya tenían sus numeros y se habian despedido, camino hacia su coche y aun la seguían los guardaespaldas, pero ella ni se acordaba de ellos, subio a su coche- Nunca había tenido un cumpleaños así, ha sido mi mejor cumpleaños- la chica estaba muy feliz, porfin había sentido algo lindo en su corazón y en su estomago- ¿Esto será amor?
LA HISTORIA
Había una vez en un reino muy lejano una pequeña princesa muy hermosa, sus ojos eran azules como el agua, su cabello rubio como el oro y su piel blanca como la nieve.
Su habitación era inmensa y de color rosa; era el lugar favorito de la princesa, le encantaba sentarse a lado de la gran ventana que daba vista al gran jardín del castillo, se la pasaba ahí casi todo el día solo ella, un cuaderno, el sofá, la ventana, el jardín y la fuente de un ángel, hecha de oro; eso eran sus mejores amigos, ya que los reyes no la dejaban salir del castillo, ella quería conocer el mundo, mas gente, tan solo quería saber que se sentía tener aunque sea un solo amigo, pero solo conocía eso a través de los libros que había en la biblioteca del castillo.
-Mamá, papá- gritaba una niña, entrando a un gran salón
-Ahora no hija- contestó la reina muy distraída, era una señora muy hermosa, se parecía mucho ala niña, sus ojos azules, su cabello rubio, pero era muy amargada.
-Pero mamá les hice un dibujo- insistía la princesita
-Dije que ahora no- ya se había enfadado- Matilde llévatela a su habitación, y que no salga hasta que nos desocupemos- le decía a la mucama
-Vamonos princesa- le decía jalándola hacía afuera
-No quiero, déjame darles el dibujo que les hice, por favor- la niña lloraba
-Perdón, pero será después- le dijo cerrando la puerta del cuarto
La princesa estaba acostada en la cama llorando, siempre le habían hecho lo mismo, para ellos lo primero era el dinero, las leyes, el país y al final era la familia o sea ella. Quería que sus padres fueran eso: “padres” no reyes como los conocía toda la gente; veía en la televisión familias, leía libros de familias pero nada era igual a su familia, bueno solo los cuentos infantiles y las películas de fantasía, pero sabía que nada era real.
Pasaron los días y hasta algunas semanas mas y la niña no pudo darle el dibujo a los reyes, en el dibujo estaba su mamá, su papa y ella agarrados de las manos y atrás de ellos una casa muy pequeña, pero todos tenían una sonrisa en la cara; ese era sus sueño que estuvieran los tres juntos sonriendo, jugando y viviendo en una pequeña casa sin nada de lujos solo estar felices; pero ella sabía que eso no podía ser por que sabía que sus papás sin dinero no podrían vivir.
-Puedo pasar- tocaban la puerta
-Lila pasa- le decía la princesa muy feliz- por que me dejaste sola tanto tiempo- la abrazaba fuertemente
-Lo siento Estrellita, pero tenía que visitar a mi mamá- era una señora delgada, blanca con ojos color café con una mirada y una sonrisa muy tierna; se le salían lágrimas de los ojos.
-Me hubieras llevado contigo, me encantaría conocer a tu mamá, salir del castillo.
-Me encantaría pero ya sabes que no puedes salir de aquí, tus padres no lo permiten.
-¿Tu si me vas a recibir el dibujo que te hice?
-Claro quien no recibiría tus hermosos dibujos
-Mis papás, no han venido por el que les hice, están muy ocupados
-¿Qué?- gritó la nana enfadada
-¿Por qué gritas Lila?
-No por nada, no tardo, ahorita regresó- la señora salía rápidamente del cuarto, la niña estaba confundida pero se fue a sentar al sofá que estaba a lado de la ventana y empezó a dibujar.
-¿Majestad puedo hablar con usted?- diciendo eso hacía una reverencia
-Si, ¿qué pasa Lila?- la reina se encontraba sentada en un sofá mucho mas grande que el de la princesa
-¿Tiene tiempo para que hablemos de su hija?
-Tengo muy poco así que hable rápido
-¿Por qué no recibió el dibujo que les hizo?
-¿Qué de qué habla?
-Estrella les hizo un dibujo y ustedes estaban muy ocupados para recibirlo
-Usted no es nadie para hablarme así, acuérdese que yo soy la reina y usted una simple niñera
-Disculpe majestad, no era mi intención- hacia otra reverencia, esta vez mas grande- pero es su hija y tienen que cuidar de ella también, ella los necesita apenas tiene 7 años.
-Ahora quieres que haga tu trabajo- la reina decía con cinismo
-No majestad solo digo que le hagan un poquito mas de caso aunque sea solo platiquen 5 minutos con ella y reciban los dibujos que les hace, eso la haría muy feliz.
-Mi hija es muy feliz, tiene mucho dinero, ¿qué más le falta?
-Le falta su cariño- quería que la reina se diera cuenta de gran su error
-Mire, ya me harte, dígale que me traiga el dibujo y por favor ya no me vuelva a molestar con tonterías- la reina no entendía nada de lo que Lila le decía.
-Gracias majestad ahora le mando a la princesa- estaba enfadada, como no se podía dar cuenta de que el dinero no lo era todo, pensando en esto se dirigió hacia la habitación de la niña.
-Mi niña, agarra tu dibujo, ve con tus padres y daselos, hoy no están ocupados- le decía a la princesa
-Gracias Lila, muchísimas gracias, te quiero- la abrazaba muy emocionada y le daba besos en toda la cara; después de eso salió corriendo en busca de sus padres.
-Mamá, papá- gritaba emocionada
-Hola- su madre no mostraba ninguna emoción al verla- dame el dibujo
-Aquí esta mami- miraba hacia todos lados- ¿dónde esta papá también quiero que vea el dibujo que hice?
-No está, salió de viaje- le contestó sin importancia- ¿y que es esto que esta detrás?
-Es nuestra casa mami- la niña estaba muy feliz
-Nuestra casa- soltó una risa burlona- Esta no es nuestra casa hija, esta muy pequeña, y además no vivimos en una casa, vivimos en un castillo- siguió burlándose del dibujo
-Si ya lo se mami, pero me gustaría que viviéramos ahí, seriamos muy felices- la niña no entendía
-Nunca viviremos en un lugar así- su madre no pensaba en otra cosa que no fuera dinero- bueno ya vete a tu habitación, por que tengo una reunión adiós.
-¿Se lo vas a enseñar a papi?
-No lo creo esta horrible y sabes que a tu padre no le gustan estas cosas- decía sin saber que estaba hiriendo los sentimientos de su hija- vete ya, que me tengo que arreglar
-Adiós mami- estaba muy triste
-Espera- la niña volteaba con una gran sonrisa- ¿qué quieres? Le estoy hablando ala mucama- la miraba con despreció
-Buenas noches- dijo pero sin contestación alguna y se metió a su habitación con lágrimas en los ojos, su nana la había visto e iba detrás de ella pero se detuvo un momento al escuchar la voz de la reina.
-Tira esto a la basura- le decía a la mucama, mirando con deprecio el dibujo, después de eso se dio media vuelta y se dirigió hacia la su habitación.
-Oye, Matilde ven por favor- Lilia la llamaba- dame el dibujo, yo lo guardare.
-Es muy hermoso no se como se atreve a tirarlo- decía tristemente
-Si es muy lindo, y de verdad yo tampoco entiendo por que lo quiere tirar
-Ya me voy tengo que servir el café, adiós- se retiraba del lugar
La nana se guardo el dibujo para que la princesa no se enterara, se dio media vuelta para meterse al habitación y vio a una niña sentada a lado de la puerta llorando.
-¿Por qué nana, por qué lo hizo?- le dijo viéndola tristemente
-Escuchaste... ¿escuchaste todo?- se había quedado pasmada
-¿Por qué mi mami quiere tirar mi dibujo?- no entendía- ¿por qué me dijo que estaba horrible?
-Lo siento mi niña, lo siento- se agacho para abrazarla y empezó a llorar con ella.
-No volveré a hacer dibujos para mis papis, solo para ti nana
-Mi niña, ven- se levantaba con ella- olvidemos esto te leeré un cuento para que te duermas, ¿cuál quieres?
-El de Cenicienta, es mi cuento favorito
-Había una vez.....
-Sigue nana, sigue- la niña la veía abriendo los ojos muy grandes
-.... Y vivieron felices para siempre- la niña ya estaba dormida, parecía un ángel
Pasaron los años y como la princesa lo había prometido no volvió hacer dibujos para sus padres, pero a ellos no les importaba seguían sin hacerle caso, pero ella había encontrado algo en que distraerse, se sentaba como siempre en su sofá viendo por la ventana el gran jardín y un cuaderno en la mano. Pero no hacía dibujos tontos, ahora escribía historias, canciones y tocaba la guitarra, le encantaba la música.
-Estrella, despierta- la movía su nana
-¿Qué pasa Lila?- contestaba adormilada
-Feliz cumpleaños princesa- a la nana se le salían algunas canas de su negro cabello
-Gracias Lila, muchísimas gracias- la chica estaba muy feliz, ella también ya estaba mas grande, era mas alta pero su cara no había cambiado mucho.
-Ya estas viejita 18 años ya es mucho- bromeaba Lila
-Nana- la chica reía con ella
-Tus padres me dejaron esta tarjeta- la nana le estiraba la mano sosteniendo un sobre blanco
-¿Otra vez no van a estar en mi cumpleaños?- preguntó con sarcasmo
-Ya sabes que están muy ocupados
-Ya se que están muy ocupados para mi, desde que yo recuerdo nunca han estado conmigo en mi cumpleaños.
-Mi niña, olvidemos eso, vamos a ver los regalos que te dieron, todo están en el salón de baile
-Vamos Lila- dijo tristemente y salieron de la habitación
El salón era un lugar enorme, colgaban candelabros de oro y diamantes del techo, las paredes eran de madera y el piso era color plata, ese lugar era hermoso; en el centro del salón había muchos regalos casi todos envueltos de color rosa.
-Señorita aquí están sus regalos, se los mandaron las personas mas ricas y todos los reyes del mundo, así que todos sus regalos van a ser muy hermosos y sobretodo muy valiosos- le decía el mayordomo era muy flaco, alto, blanco, calvo, ojos cafés y con una mirada perversa y como sus padres lo único que le importaba era el dinero.
-Gracias, al rato los abriré
-Me temo que no sus padres dijeron que en cuanto despertara, tendría que abrir los regalos y así se hará, así que por favor- le señalaba los regalos
-Esta bien- se dirigió hacia los regalos y se acordó que todos los años anteriores, se despertaba muy temprano para abrir todos los regalos, pero ahora ya no le importaba nada.
-Otra vez están tocando la puerta, voy abrir, majestad siga abriendo los regalos- le hizo una reverencia y se dirigió hacia la puerta.
-Como odio a ese hombre, nana- Estrella abría un regalo muy grande
-Si te comprendo esta tan amargado- termino con una risita
-Si igual que mis padres- rió
-No digas eso, tus padres no están amargados, tienen muchas preocupaciones
-Lo que digas nana- termino de abrir el regalo y era una lámpara de oro y diamantes rosas.
-Solo están fastidiando- el mayordomo había regresado
-¿Quiénes?
-Las personas de fuera, vienen a dejarle regalos, pero como usted va a querer algo de esos pobretones
-¿Qué? Me encantaría recibir esos regalos, quisiera saber que es lo que ellos dan de cumpleaños
-Su majestad no le voy a permitir que salga por esos regalos, sus padres me matarían
-No me importa, por mi muérete- camino hacia la puerta principal
-Majestad no tiene permitido salir y mucho menos hablar con la gente- el mayordomo la había agarrado muy fuertemente del brazo.
-Dije que no me importaba, entendiste Isaac, yo soy la que doy las ordenes no tu- Estrella estaba enfadada
-No los reyes dan las ordenes, así que regrese al salón
-Déjame, déjame- gritaba muy fuerte
-Seguridad, lleven a la princesa a su cuarto y que no salga hasta que lleguen sus padres.
-Es un maldito ¿cómo se atreve?- gritaba la princesa en su cuarto, aventando todas las cosas que veía a su alrededor- ya no aguanto, ojala tuviera una hada madrina como en los cuentos de hadas y mi único deseo seria.... seria- se le salían las lagrimas- ser una persona normal.
-Estrella cálmate- su nana había entrado a la habitación, esquivando todo lo que había en el piso.
-¿Por qué tuve que ser una estúpida princesa?
-Mi niña no te digas así, no eres estúpida
-Claro que si ¿por qué no soy una chica normal?
-Muchos de los que están ahí afuera les gustaría ser como tu
-Pues me encantaría cambiarles mi vida, yo la odio
-Nadie esta a gusto con lo que tiene, así es la vida
-Lila quiero estar sola
-Esta bien, si me necesitas, estaré en mi cuarto
La chica se recostaba en su sofá viendo hacia la ventana, pensaba en su vida, no entendía por que no podía ser como en las películas o en los libros, ella estaba totalmente sola, la única que la apoyaba era su nana, pero ella quería tener amigos de su edad, divertirse, contarse secretos, conocer el amor, pero no tenía nada de eso.
Estrella volteo la mirada hacia el piso de su habitación, estaba todo tirado, si las cosas se habían roto o no a ella no le importaba podía comprarse todo lo que quisiera, pero eso a ella no le hacia feliz.
Se levantó ya que había algo brilloso que le había atraído mucho, paso encima de todo lo que había a su paso, se acerco y se agacho; un portarretratos que tenía en un buró se había roto, vio la foto y estaban su papa, su mama y ella recién nacida, pero eso no era lo que le había atraído, lo que brillaba era lo que estaba encima de la foto, le había gustado un simple vidrio roto, lo agarró y sin pensarlo se lo dirigió hacia su brazo y se corto varias veces. Se quedo pasmada por unos segundos no sabia por que lo había hecho, se quedo mirando su sangre fluir por su brazo; eso la hacia sentirse muy bien, jamás había sentido algo igual, sentía dolor pero a le vez ese dolor la relajaba y la hacia sentirse muy bien.
-Estrella- había entrado a la habitación un señor canoso, alto, ojos azules y piel blanca.
-Papá ¿qué pasa?- la chica no sabía como esconderse las cortadas, así que solo agarró un brazalete muy grueso de plata y se lo puso, eso cubría muy bien lo que se había hecho.
-¿Qué paso aquí?- preguntaba viendo todo tirado en la habitación
-Nada, ¿qué haces aquí?
-Quero que bajes, te tengo una gran sorpresa
-Bueno, al rato bajo
-No, te necesito ahora, así que ven
Bajaron las escaleras, ahí estaba su mamá, Lila e Isaac, nadie dijo ni una sola palabra solo le dieron señales de que saliera del castillo, ella hizo caso abrió la puerta principal y afuera había un automóvil negro, no lo podía creer, era lo mejor que le habían dado en toda su vida, no era por el auto, era por que sabía que si tenía uno podría salir a cualquier lado, por fin se haría su sueño realidad.
-Es un Jaguar del año y nadie en el mundo va a tener uno igual- le decía el rey
-Gracias es el mejor regalo del mundo- corrió a abrazarlos a todos
-Ya tenía pensado dártelo por eso te daban clases de manejo, para que cuando fuera tu cumpleaños ya supieras manejar
-Gracias- recordaba sus clases de manejo, todas sus clases eran particulares y eran dentro del castillo, pero esa clase siempre la estaba maldiciendo ya que no sabía para que le iba servir, si sabía que nunca la iban a dejar salir.
-Puedes subirte- le decía el rey
-Si, ¿puedo dar una vuelta?- preguntaba emocionada
-Claro- la chica no lo podía creer por fin iba a conocer el mundo exterior
-Cada vez que salgas los guardaespaldas que te contratamos van a estar detrás de ti para que no te pase nada malo
-¿Qué? Ya tengo 18 años puedo cuidarme sola- la chica estaba enfadada, pero no quería perder esa gran oportunidad- bueno esta bien, voy por mis cosas y ahorita salgo.
Subió a su habitación agarró una bolsa, su celular, su iPod, sus cosméticos y salió de ahí rápidamente.
-Ellos son tus guardaespaldas Mario y Daniel- le decia el rey
-Hola- decia sin importancia- vamonos ya, se hace tarde
-Con cuidado- decia la nana
La princesa se subio al auto, lo encendió y por primeravez salió del castillo "casi" sola, (pero no les daba mucha importancia a los guardaespaldas que venian en un auto atrás de ella)
ella estaba feliz, todas las personas se le quedaban viendo, el automovil estaba hermoso, paso por un centro comercial, se quedó pensando un momento y se dirigió al estacionamiento, los cutodios la siguieron y se estacionaron a su lado.
-Vamos a entrar- decia muy emocionada- pero por favor no esten muy cerca de mi, no quiero que se den cuanta de que soy la princesa
-Entendido- contestaron los dos
-Bueno caminemos- la princesa estaba un poco nerviosa y entro al centro comercial, no lo podia creer era un lugar hermoso lleno de gente, entraba a todas las tiendas y lo que le gustaba se lo compraba, tenía mucho dinero y no le importaba gastarselo.
Salió de una tienda de libros, se había comprado el de "Entrevista con el Vampiro", lo hojeaba mientras caminaba y de repente lo vio en el suelo.
-Perdón, venia muy distraido, lo siento- decia un chico unos centimetros mas alto que ella, tez blanca, unos ojos verdes muy lindos, bueno al menos uno de ellos el otro no lo podia ver por que lo su cubria el cabello negro.
-N...no importa- decia la princesa impresionada, era un chico muy guapo, pero no entendia por que se vestia tan raro, por que tenía un ojo tapado y por que el ojo descubierto lo tenia delineado de negro.
-Que buen libro, ¿te gustan los vampiros?- decia el chico viendo el libro
-Si mucho y ¿a ti?- la ojiazul estaba muy nerviosa, nunca había platicado con ningun chico
-Si me encantan, por cierto me llamo Jared- se presentaba el chico, pero la princesa se quedo callada -¿Tu como te llamas?
-Ah lo siento, me llamo Estrella
-Wow que lindo nombre, ¿ quieres tomar un cafe?
-Claro, vamos- avanzo a lado del ojiverde y detrás de ellos, sin que el chico se diera cuenta los seguian los custodios.
Entraron a la cafeteria, era un lugar muy lindo, todo era de madera y unos cuantos cuadros de cafe y tazas estaban colgados en las paredes, todas las mesas eran altas igual que las sillas y todo era para dos personas, era un lugar muy romantico.
La princesa y el chico solo se quedaban viendo no sabían de que platicar.
-¿Que les voy a traer?- la mesera había roto el silencio
-Un chocolate blanco porfavor- decia el chico, brindandole una sonrisa a Estrella
-Se escucha delicioso, tambien me traes uno, porfavor- la chica ya se lo estaba saboreando
-¿Cuántos años tienes?
-Hoy cumplo 18
-¿Qué? Hoy es tu cumple... Feliz Cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti- el chico estaba cantando, se veia muy gracioso, pero la princesa se estaba divirtiendo como nunca
-Aquí esta su chocolate señorita y tambien de regalo una rebanada de pastel- el gerente se había enterado del cumpleaños de la princesa gracias a la canción de Jared.
-Gracias- estaba muy emocionada, terminaron de comer y beber su chocolate y salieron de ahí
-Me la pase muy bien, que bueno que te conoci- Estrella estaba muy feliz
-Si, a mi tambíen me encanto conocerte, espero chocar contigo mas seguido- reían los dos, el chico la veia sus miradas estaban muy cerca, sus labios estaban a punto de tocarse.... una llamada entraba al celular de la chica, los había interrumpido.
-Lo siento me tengo que ir, ya tengo que llegar a mi casa- la princesa estaba muy triste
-Bueno, espero vernos pronto, cuidate- le había dado un beso en la mejilla- adios
-Si, adios- se dio la media vuelta y empezo a caminar
-Estrella espera- el chico corria tras de ella- ¿me das el número de tu celular?
-Claro- estaba mas que emocionada, los dos ya tenían sus numeros y se habian despedido, camino hacia su coche y aun la seguían los guardaespaldas, pero ella ni se acordaba de ellos, subio a su coche- Nunca había tenido un cumpleaños así, ha sido mi mejor cumpleaños- la chica estaba muy feliz, porfin había sentido algo lindo en su corazón y en su estomago- ¿Esto será amor?